Es reconfortante escuchar a algunos de los más férreos críticos de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de elevar la tasa de interés en diciembre pasado, que después de todo podrían tener la razón. Y no es que en un acto masoquista quiera ver los efectos financieros mundiales por los aumentos … Continued
Es reconfortante escuchar a algunos de los más férreos críticos de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de elevar la tasa de interés en diciembre pasado, que después de todo podrían tener la razón.
Y no es que en un acto masoquista quiera ver los efectos financieros mundiales por los aumentos del costo del dinero, pero el hecho de que la autoridad monetaria no haya tenido una salida en falso abona a su credibilidad.
Además, una reacción restrictiva de la Fed respondería, en este caso, a una mejora en la actividad económica estadounidense. Habrá ocasiones en que sea por presiones inflacionarias que se defiende el poder de compra de la moneda con las tasas de interés. Pero éste no es el caso.
Los mercados se han movido durante estos días al son de las decisiones de política monetaria. Sin duda que el armamento pesado que lució el banco central de la Unión Europea (BCE) movió los ánimos de los inversionistas.
En algo cuenta que baje la tasa de referencia de 0.05% al cero absoluto, pesa más sin lugar a dudas que se eleve el costo de depósito para los bancos que se ven obligados a colocar créditos para no tener que pagar por ahorrar.
Pero lo que más gustó a los mercados es aquello de ampliar el programa de compras mensuales de activos hasta los 80,000 millones de euros, porque incluiría la compra de bonos corporativos calificados.
Imagínese lo que es tener en su portafolio un documento empresarial avalado por recursos del BCE.
Y mientras siguen de buenas los mercados europeos y de hecho, los de otras partes del mundo, los inversionistas esperan para mañana la decisión de política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).
Lo hacen con la certeza de que Janet Yellen y el resto del Comité de Mercado Abierto no habrán de mover las tasas de interés en esta reunión.
Está claro que sólo ellos tienen la facultad de tomar una decisión de esa naturaleza, pero los que son expertos y esperan desde afuera del cuarto de guerra monetario, no creen que llegue un nuevo aumento.
Lo que sí queremos conocer es el tono del comunicado, después de los altibajos que ha sufrido la economía estadounidense. En diciembre parecía que se abría un nuevo boquete que conduciría a la recesión, pero los datos de este trimestre hablan de una recuperación con todo y el sector industrial incluido.
La creación de empleos es sostenida en todos sus indicadores. Las solicitudes de ayuda de desempleo se dirigen finalmente a romper el piso de las 250,000; se rebasa la expectativa del número de plazas creadas en las nóminas no agrícolas y la tasa de desocupación se aleja cada vez más de 5 por ciento.
Además, la inflación en Estados Unidos muestra un camino sostenido a 2 por ciento.
Otro de los provocadores de los mercados en estos días es el banco central de Japón que inició ya su reunión mensual de política monetaria y hacia el final de la semana habrá de salir a los mercados con su decisión.
Canadá ya tomó su determinación de política monetaria, ahí viene el Reino Unido, y el viernes le toca al Banco de México. En fin, que son 10 bancos centrales los que hoy mismo están decidiendo qué hacer con su política monetaria.