La gran incógnita es qué más pedirá Trump a México. La contención de la entrada de fentanilo a EUA está siendo vendida a la opinión pública estadounidense como un logro propio
LIC. MARCELO EBRARD,
SECRETARIO DE ECONOMÍA:
+De los males, el menos.
Refrán popular
“Afortunadamente, tenemos buenas noticias,” expresaste ayer en relación con la amenaza estadounidense de imponer aranceles a productos mexicanos. “En síntesis, diría que lo que logró la presidenta esta mañana en su llamada (con Donald Trump) significa que México tiene un trato mejor que casi cualquier otro país del mundo”.
Pues sí y no.
Del lado positivo, el gobierno mexicano logró una prórroga de 90 días ante el arancel generalizado que la administración Trump pretendía imponer a los productos mexicanos no amparados por el T-MEC y que son la minoría de nuestras exportaciones. Asimismo, nos fue mejor que otras naciones cuyos productos se verán gravados con una tasa del 15% al 50%.
Del lado negativo, pues míster Donald mantiene la espada de Damocles sobre México y con amplias probabilidades de que presione más en materia de seguridad, porque la contención de la migración ha sido casi total.
Es curiosa la forma de negociar de Trump. Mientras durante décadas Estados Unidos siguió los lineamientos de la política blanda -dar apoyos para a cambio obtener beneficios-, ahora no es el caso, ni para México ni para ningún otro país.
De acuerdo con información de The Washington Post difundida el día de ayer, “los países que no han acordado nuevos términos comerciales están siendo divididos en tres grupos: los países donde EUA disfruta de un superávit comercial verán sus productos gravados con una tasa del 10%; las mercancías de los países donde EUA tiene un pequeño déficit comercial serán golpeadas con un impuesto del 15%; y los productos de todos los demás países enfrentarán aranceles aduaneros adicionales que llegarán hasta el 41%.”
Pero lo cierto, Marcelo, es que no todo es comercial. Como tú bien sabes, la Unión Europea y Corea del Sur tuvieron que llegar a un acuerdo marco del 15% porque EUA amenazó con retirar sus bases militares del viejo continente y de la península asiática. Ni la una ni la otra están en condiciones de defenderse de algún ataque y por más improbable que se considere una agresión bélica, con la Rusia de Putin y Corea del Norte nunca se sabe.
Algo parecido ocurrió con Canadá, pues a pesar de formar parte del T-MEC, Trump firmó la orden ejecutiva para imponer 35% de aranceles, so pretexto de que no ha cooperado todo lo que debiera en el combate al fentanilo. Sin embargo, expertos en relaciones internacionales afirman que el “castigo” tuvo más que ver con la intención de Canadá de reconocer al estado Palestino.
Al interior de EUA, Trump no las tiene todas consigo. Un grupo de empresas pequeñas impugnó la legalidad de los decretos presidenciales, pues la imposición de aranceles a las importaciones es facultad del Congreso; míster Donald le dio la vuelta al apelar la viejísima Ley de Emergencia Nacional. El caso es que este grupo demandó al gobierno de EUA ante la Corte Internacional de Comercio, la cual falló en su favor; actualmente el caso se encuentra en etapa de apelación y va para largo.
Por otra parte, la incertidumbre ha provocado retrasos en la cadena de suministros e, incluso, los planes financieros de las grandes empresas están siendo replanteados. Tal es el caso de Apple, corporativo que estima que los impuestos a las importaciones decretados por Trump podrían costarle mil 100 millones de dólares tan solo este año. Asimismo, la inflación en EUA se mantuvo a la alza en junio, con un aumento anualizado de precios al consumidor de 2.6%, más de lo esperado.
La gran incógnita es qué más pedirá Trump a México. La contención de la entrada de fentanilo a EUA está siendo vendida a la opinión pública estadounidense como un logro propio. Hace un par de días, el zar de la frontera, Tom Homan, presumió que los cárteles mexicanos están perdiendo millones y que su férrea política está haciendo más seguro a EUA y, de pasadita, a México; de hecho, aseguró que borrará de la faz de la Tierra a los narcotraficantes. Ni media palabra sobre la gran cantidad de operativos que el gobierno mexicano ha emprendido con su nueva estrategia de seguridad.
Lo anterior da verosimilitud al rumor que corre hace meses en México: amante del espectáculo como es Trump, lo que querría serían cabezas, no solo de narcos, sino de también de los empresarios y políticos que les han dado protección. ¿Qué tan dispuesto estaría el gobierno de la doctora Sheinbaum en cumplimentar tal solicitud?
Aun cuando el enjuiciamiento de políticos corruptos pudiera aplacar a mister Donald hasta que la renegociación del T-MEC en julio de 2026, el costo interno para México sería alto. La sociedad aplaudiría las detenciones, pero la clase política se vería cimbrada y reaccionaría en consecuencia; en una de esas, desestabilizaría al país.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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