En fin, que esos son los temas que por ahora mueven a los mercados y que, de hecho, deberían ser los únicos que los alteren
Los mercados mexicanos están poniendo atención de vuelta a los temas que solían acaparar su interés hasta antes de conocer el uso que pretende darle el gobierno saliente a esa mayoría calificada que está en proceso de formación.
No es que se haya perdido el interés en conocer si se concretará o no, y de qué forma, ese golpe a la autonomía del poder Judicial, de la mano de los otros cambios propuestos por López Obrador.
Lo que sucede es que ahora hay que esperar a que se den esos tiempos legislativos a partir de septiembre para conocer ese desenlace.
Porque, por ahora el espectáculo de los foros parlamentarios donde supuestamente se escucha a todas las voces para que al final la instrucción sea no moverle ni una coma a las iniciativas presidenciales, no generan mucha expectativa de los participantes de los mercados.
Entonces, lo que está de vuelta en el radar son los datos inflacionarios, los indicadores de desempeño económico y el rumbo que habrá de tomar la política monetaria, tanto de Estados Unidos como de México.
Hay datos que muestran una desaceleración en las dos economías. Allá, aumentó el número de solicitudes de desempleo y el indicador ADP muestra una menor creación de plazas laborales a lo esperado. Mañana se publicará la tasa de desempleo que dará más luces respecto a la salud del mercado laboral.
En México, se muestra una baja en los niveles de consumo y las expectativas del comportamiento del Producto Interno Bruto han mostrado también un retroceso.
Los bancos centrales de los dos países han dejado ver, con sus decisiones de política monetaria, una voluntad de esperar mejores datos antes de iniciar un ciclo de baja en las tasas.
Pero entre los tomadores de decisiones de política monetaria hay algunas señales encontradas.
En la Reserva Federal de Estados Unidos su titular, Jerome Powell, reconoce el progreso en la desaceleración de la inflación, pero pide esperar datos más sólidos antes de actuar desde el banco central.
Esto a pesar de que en la minuta de la Fed que ayer se publicó hay posiciones de algunos de los integrantes del Comité de Mercado Abierto que son más hawkish y no descartan nuevos incrementos en el costo del dinero.
En México, mientras tanto, un subgobernador como Omar Mejía disiente del resto de los integrantes de la Junta de Gobierno y vota a favor de bajar la tasa interbancaria, algo que agradaría al gobierno de López Obrador, y al día siguiente comete el descuido de pararse en el templete de la mañanera presidencial.
Mientras que el subgobernador Jonathan Heath rompió el silencio que había mantenido en temas monetarios y publica que está totalmente de acuerdo con Jerome Powell en esperar más datos benignos de inflación antes de recortar las tasas. Y remata que eso es aplicable a México también.
En fin, que esos son los temas que por ahora mueven a los mercados y que, de hecho, deberían ser los únicos que los alteren.
Sin embargo, es un hecho que bajo el régimen actual hay que esperar a ver si se concreta un golpe que puede ser fatal para la estabilidad económica y financiera del país.
Están en el radar los datos inflacionarios, los indicadores de desempeño económico y el rumbo que habrá de tomar la política monetaria, tanto de EU como de México.