En vísperas de que Enrique Peña Nieto cumpliera su primer año en la silla presidencial, consumado el Pacto por México, el entonces diputado Ricardo Monreal gastó los recursos para presentar su informe de gestión en la edición y distribución de La larga travesía, su libro de memorias de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en … Continued
En vísperas de que Enrique Peña Nieto cumpliera su primer año en la silla presidencial, consumado el Pacto por México, el entonces diputado Ricardo Monreal gastó los recursos para presentar su informe de gestión en la edición y distribución de La larga travesía, su libro de memorias de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en el 2012, en la que fungió como coordinador general.
Por segunda ocasión, el político tabasqueño –según el exgobernador zacatecano– había sido despojado del triunfo por la mafia del poder. El margen de la victoria del panista Felipe Calderón en el 2006 (apenas .056% de la votación válida emitida) alimentó las suspicacias de la oposición izquierdista. Peña Nieto obtuvo 3 millones de votos más que AMLO en las urnas, seis años después.
El dinero ilegal trastocó la voluntad popular en ambas ocasiones, pero las autoridades electorales fallaron contra AMLO no obstante las pruebas del fraude, planteaba Monreal Ávila en su peculiar crónica. En el 2012, denunció, el Monexgate y otros esquemas para comprar y coaccionar a los votantes con tarjetas de beneficios –Sorianagate y Scotiagate, entre ellas– alimentaron la maquinaria electoral del PRI y sus aliados.
La historia no la escriben los perdedores… hasta que ganan. Además del dinero sucio, Monreal Ávila sostuvo en esa obra que Televisa llevó férrea y monopólicamente el diseño, operación y manejo de crisis de la campaña presidencial del exgobernador del Estado de México.
En el 2012, refirió, la estrategia de la campaña priista “no se concentró en uno, sino en varios consultores nacionales y extranjeros”. Y entre sus implementadores identificó a los publicistas Pedro Torres y Juan Carlos Limón, al que caracterizó como “uno de los consultores de imagen favoritos de Peña Nieto desde que fue candidato y luego gobernador”.
“En esta campaña, el PRI no tuvo un consultor extranjero formal al frente, sino varios informales tras bambalinas”, sostuvo el político zacatecano, “(los foráneos) se fueron sumando gradual e informalmente a la campaña del PRI a través de JJ Rendón”, al que ubicó como asesor del entonces candidato del PRI al gobierno de Jalisco, Aristóteles Sandoval, y organizador de la tercera Cumbre Mundial de Comunicación Política.
Monreal Ávila tenía insiders entre los consultores sudamericanos que luego trabajarían en su staff, pero le contaron verdades a medias. La Cumbre CP-2012, que se efectuó entre el 11 y el 15 de mayo de ese año, fue convocada por el ITESO, la universidad jesuita afincada en Guadalajara. Entre sus organizadores estuvieron el venezolano Carlos Escalante, el argentino Daniel Ivoskus y el tapatío David Gómez-Álvarez.
En noviembre del 2011, Escalante –presidente del Centro Interamericano de Gerencia Política– ya había traído a un primer grupo de sus agremiados a la Ciudad de México, por invitación de la Cámara de Diputados. La cumbre de Guadalajara ocurrió en plena campaña presidencial y según los informantes de Monreal, un selecto grupo de los foráneos justificó de esa forma su presencia en México, que en realidad habían intervenido en el entrenamiento de Peña Nieto, con miras al primer debate de esa campaña presidencial.
Entonces, distintas fuentes ubicaron en ese tándem al consultor español Yago de Marta y al publicista argentino Carlos Souto. Ambos habrían estado a las órdenes de Luis Videgaray y después del triunfo de Peña Nieto se afincaron en México, para ofrecer sus servicios en Centro y Sudamérica.
Para integrar a los equipos de la campaña y adoptar una mística ganadora, Peña Nieto contó con la asesoría del futbolista argentino-español Jorge Valdano. Para debatir con López Obrador y Vázquez Mota, entrenó con los mejores de Iberoamérica. Para las campañas negativas –según Monreal– hubo 42 asesores extranjeros en la campaña priista, “pagados ilegalmente sólo para operar la cruzada de desprestigio contra AMLO”.
Emilio Lozoya Austin estuvo en la coordinación de vinculación internacional de la campaña peñista antes de convertirse en director general de Pemex. Y el martes –de acuerdo al fiscal de la República, Alejandro Gertz Manero– confesó que más de 8 millones de dólares (100 millones de pesos) entregados por la firma brasileña de Marcelo Odebrecht fueron canalizados a los asesores extranjeros de la campaña priista en el 2012.
“El que después fue presidente y el que fue su secretario de Hacienda son las personas que este individuo (Lozoya Austin) señala que le ordenaron que ese dinero fuera entregado a varios asesores electorales extranjeros que colaboraron y trabajaron para la campaña”, dijo Gertz en un video difundido por la FGR en redes sociales.
Efectos secundarios
ARRASARON. Resulta que Beatriz García Antonio, incondicional de Billy Álvarez—y hoy
indiciada por robo—sustrajo ilegalmente los tokens para el manejo de la banca electrónica de la Cooperativa la Cruz Azul. Asimismo, han vaciado las cuentas de la cooperativa, antes de que el nuevo Consejo de Administración pudiera asumir control de éstas. Así, se consagra un nuevo delito de robo por la gente cercana de Billy y dejan en una situación precaria a la Cooperativa, que ya no tiene fondos para cubrir la nómina.
Por segunda ocasión, el político tabasqueño –según el exgobernador zacatecano– había sido despojado del triunfo por la mafia del poder. El margen de la victoria del panista Felipe Calderón en el 2006 (apenas .056% de la votación válida emitida) alimentó las suspicacias de la oposición izquierdista. Peña Nieto obtuvo 3 millones de votos más que AMLO en las urnas, seis años después.
El dinero ilegal trastocó la voluntad popular en ambas ocasiones, pero las autoridades electorales fallaron contra AMLO no obstante las pruebas del fraude, planteaba Monreal Ávila en su peculiar crónica. En el 2012, denunció, el Monexgate y otros esquemas para comprar y coaccionar a los votantes con tarjetas de beneficios –Sorianagate y Scotiagate, entre ellas– alimentaron la maquinaria electoral del PRI y sus aliados.
La historia no la escriben los perdedores… hasta que ganan. Además del dinero sucio, Monreal Ávila sostuvo en esa obra que Televisa llevó férrea y monopólicamente el diseño, operación y manejo de crisis de la campaña presidencial del exgobernador del Estado de México.
En el 2012, refirió, la estrategia de la campaña priista “no se concentró en uno, sino en varios consultores nacionales y extranjeros”. Y entre sus implementadores identificó a los publicistas Pedro Torres y Juan Carlos Limón, al que caracterizó como “uno de los consultores de imagen favoritos de Peña Nieto desde que fue candidato y luego gobernador”.
“En esta campaña, el PRI no tuvo un consultor extranjero formal al frente, sino varios informales tras bambalinas”, sostuvo el político zacatecano, “(los foráneos) se fueron sumando gradual e informalmente a la campaña del PRI a través de JJ Rendón”, al que ubicó como asesor del entonces candidato del PRI al gobierno de Jalisco, Aristóteles Sandoval, y organizador de la tercera Cumbre Mundial de Comunicación Política.
Monreal Ávila tenía insiders entre los consultores sudamericanos que luego trabajarían en su staff, pero le contaron verdades a medias. La Cumbre CP-2012, que se efectuó entre el 11 y el 15 de mayo de ese año, fue convocada por el ITESO, la universidad jesuita afincada en Guadalajara. Entre sus organizadores estuvieron el venezolano Carlos Escalante, el argentino Daniel Ivoskus y el tapatío David Gómez-Álvarez.
En noviembre del 2011, Escalante –presidente del Centro Interamericano de Gerencia Política– ya había traído a un primer grupo de sus agremiados a la Ciudad de México, por invitación de la Cámara de Diputados. La cumbre de Guadalajara ocurrió en plena campaña presidencial y según los informantes de Monreal, un selecto grupo de los foráneos justificó de esa forma su presencia en México, que en realidad habían intervenido en el entrenamiento de Peña Nieto, con miras al primer debate de esa campaña presidencial.
Entonces, distintas fuentes ubicaron en ese tándem al consultor español Yago de Marta y al publicista argentino Carlos Souto. Ambos habrían estado a las órdenes de Luis Videgaray y después del triunfo de Peña Nieto se afincaron en México, para ofrecer sus servicios en Centro y Sudamérica.
Para integrar a los equipos de la campaña y adoptar una mística ganadora, Peña Nieto contó con la asesoría del futbolista argentino-español Jorge Valdano. Para debatir con López Obrador y Vázquez Mota, entrenó con los mejores de Iberoamérica. Para las campañas negativas –según Monreal– hubo 42 asesores extranjeros en la campaña priista, “pagados ilegalmente sólo para operar la cruzada de desprestigio contra AMLO”.
Emilio Lozoya Austin estuvo en la coordinación de vinculación internacional de la campaña peñista antes de convertirse en director general de Pemex. Y el martes –de acuerdo al fiscal de la República, Alejandro Gertz Manero– confesó que más de 8 millones de dólares (100 millones de pesos) entregados por la firma brasileña de Marcelo Odebrecht fueron canalizados a los asesores extranjeros de la campaña priista en el 2012.
“El que después fue presidente y el que fue su secretario de Hacienda son las personas que este individuo (Lozoya Austin) señala que le ordenaron que ese dinero fuera entregado a varios asesores electorales extranjeros que colaboraron y trabajaron para la campaña”, dijo Gertz en un video difundido por la FGR en redes sociales.
Efectos secundarios
ARRASARON. Resulta que Beatriz García Antonio, incondicional de Billy Álvarez—y hoy
indiciada por robo—sustrajo ilegalmente los tokens para el manejo de la banca electrónica de la Cooperativa la Cruz Azul. Asimismo, han vaciado las cuentas de la cooperativa, antes de que el nuevo Consejo de Administración pudiera asumir control de éstas. Así, se consagra un nuevo delito de robo por la gente cercana de Billy y dejan en una situación precaria a la Cooperativa, que ya no tiene fondos para cubrir la nómina.
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