A la ruta de los otros datos en materia económica ahora se suma el tema de la inseguridad y la falta de Estado de Derecho. Claro que en muchos terrenos la 4T usa datos alternativos a la realidad, pero estos dos, seguridad y economía, están en un momento crítico. Cuando un crecimiento para este año … Continued
A la ruta de los otros datos en materia económica ahora se suma el tema de la inseguridad y la falta de Estado de Derecho. Claro que en muchos terrenos la 4T usa datos alternativos a la realidad, pero estos dos, seguridad y economía, están en un momento crítico. Cuando un crecimiento para este año del Producto Interno Bruto estimado en 0.4% ya parece algo ambicioso, llegan datos que retan la posibilidad de que haya algunos últimos pronósticos para este 2019 que podrían romper 0% de crecimiento.
El Indicador Global de la Actividad Económica, el IGAE, de agosto pasado, muestra que dos de los tres meses del tercer trimestre de este año presentan resultados negativos en términos anuales.
Lo peor del IGAE de agosto es que tanto el sector secundario como el terciario mostraron resultados negativos. Vamos, industria y comercio están cayendo.
El sector industrial está en franca recesión, pero el sector comercio y servicios se había mantenido como el único motor de cierto crecimiento de la economía mexicana. En agosto ese motor se apagó y de hecho presentó una caída.
La negación de esta economía en picada se da desde el Paquete Económico del 2020, que el departamento legislativo de la 4T mantiene en proceso de aprobación, con un punto de partida de crecimiento de PIB de 2% que cada día suena más fantasioso. Si falla ese cálculo, fallarán muchas otras estimaciones.
En la medida en que se niegue cada mañana desde Palacio Nacional la difícil realidad económica, más se retrasará la toma de decisiones correctas para contrarrestar este camino a la recesión.
Y en materia de seguridad, también. No parece haber, todavía, una comprensión cabal por parte de la 4T de la trascendencia del operativo fallido de la semana pasada. Las versiones encontradas, las mentiras abiertas, la falta de consecuencias en los altos mandos, la violación de leyes, tratar de minimizar el tema hasta con referencias beisboleras no hacen sino separar al gobierno de la realidad de un hecho que fue muy grave.
Estados Unidos ya levantó la voz por esta situación y la respuesta es criticarlos por opinar. Porque invitar prensa extranjera a la mañanera y sacarse de la manga un video en el que Donald Trump alaba al gobierno mexicano no es una estrategia ante el escenario bilateral en materia de seguridad que también cambió con la pifia de Culiacán.
El mensaje que hoy está vigente por parte de Estados Unidos es el que expresó Rick Glenn, subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos de Narcotráfico Internacional. Un mensaje de preocupación del gobierno de Washington en un tono que México no había escuchado desde los años 80.
Sabemos que si el gobierno de Donald Trump calcula que hay falta de compromiso por parte del gobierno de López Obrador para combatir al narcotráfico, no lo dejará en un simple dicho. Trump es de los que busca represalias y su terreno favorito es el económico, especialmente el comercial.
No es por darle ideas a Trump, pero ¿qué tal un arancel en lo que entregan al hijo del Chapo Guzmán?
La lluvia de otros datos que usan en este gobierno para tratar de aparentar una buena economía, o una buena estrategia de seguridad y hasta una buena relación con Estados Unidos sólo sirven para dejar una buena apariencia cada vez entre menos seguidores. Pero no para enfrentar una realidad cada vez más compleja.