Hoy, la Comisión Permanente del Congreso decidirá si hay o no hay un periodo extraordinario de sesiones para darle al Presidente lo que quiere: una ley que le permita disponer del presupuesto discrecionalmente, en caso de emergencia
La sesión legislativa de hoy probará o desmentirá el famoso dicho de Bismark sobre las leyes y las salchichas, a saber: “Al que le gusten las leyes y las salchichas que no vaya a ver cómo se hacen”.
Hoy, la Comisión Permanente del Congreso decidirá si hay o no hay un periodo extraordinario de sesiones para darle al Presidente lo que quiere: una ley que le permita disponer del presupuesto discrecionalmente, en caso de emergencia.
La Comisión Permanente tendría que aprobar esto por mayoría calificada, es decir, con las dos terceras partes de los votos.
La coalición de partidos que apoyan al gobierno en esta pretensión tiene 24 de los 37 votos disponibles en la Comisión Permanente. Le falta uno para tener los dos tercios que necesita.
La oposición unida tiene 13 votos, suficientes para bloquear la decisión presidencialista de la mayoría.
Si todos los legisladores de la Comisión Permanente se mantuvieran en sus posiciones declaradas de apoyo o rechazo a la moción planteada, la coalición gobiernista debería perder hoy la iniciativa de un periodo extraordinario para conseguir la ley que quiere el Presidente.
La votación se perdería con 24 votos a favor y 13 en contra. El congreso gobiernista no tendría las dos terceras partes requeridas.
Pero la ley siempre tiene rendijas y ofrece oportunidades a los políticos ingeniosos.
Aquí también. La mayoría calificada que rige en este asunto para la Comisión Permanente se define según el número de legisladores presentes en la sesión.
De modo que, si uno de los 13 miembros de la oposición no acude físicamente, en automático los 24 votos gobiernistas ganan la mayoría calificada.
Corren apuestas entre los enterados sobre quién será el miembro opositor de la Comisión Permanente que tendrá un intransitable problema, y faltará a la sesión de hoy.
Puede haber también, claro, quienes se ausenten por causas de fuerza mayor entre la coalición gobiernista.
En ambos casos estaremos hablando de acuerdos opacos pactados en los intestinos de la fábrica de salchichas que es el proceso legislativo.
¿Qué pasará? Lo sabremos esta tarde. Quizá sabremos también quién se prestó a ser salchicha, y de qué marca.