El presidente insiste en manejar la economía mexicana desde su visión inamovible y retrógrada
¿Por qué si el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que en materia de salud hay que hacer caso a los científicos, por qué en materia económica no deja que los que sí saben tomen las decisiones pertinentes?
La subcalificación de la mayoría de los integrantes del gabinete presidencial deja a salvo al titular de Hacienda, Arturo Herrera, quien a pesar de su alta capacidad técnica no tiene, evidentemente, la influencia suficiente para hacer que su jefe le haga caso a los científicos económicos como él.
El presidente insiste en manejar la economía mexicana desde su visión inamovible y retrógrada.
Los proyectos económicos de la 4T dejaron ver lo que le habría pasado al sexenio en condiciones normales. El 2019 fue un año de crecimiento cero, el 2020 habría sido igual y el resto de los años del lopezobradorismo habrían tenido un comportamiento similar, con tasas de crecimiento por debajo del potencial.
Pero el mundo cambió, y muy rápido. Las actuales circunstancias hacen necesario actuar totalmente diferente, con la gente que tenga la capacidad técnica y de resiliencia ante la crisis. Y, sobre todo, con un liderazgo que hoy México no tiene. El gobierno está paralizado y con ello pone en peligro la viabilidad futura de la economía.
El principal peligro en estos momentos, y desde hace un mes, es que hay millones de personas que no reciben ingresos. La visión torcida de este gobierno que cree que implementar un programa de apoyo salarial es un rescate para las empresas implicará que muchas familias no tengan recursos ni siquiera para comer.
Las autoridades de salud se quejan de que muchas personas han roto el confinamiento. Deberían de ver cuántos se ven obligados a salir de sus casas para conseguir algún ingreso.
La cascada de problemas que enfrentará este país por la parálisis gubernamental será interminable. Será una crisis económico-financiera de muchos años que inicia con este primer paso omitido de no procurar que la gente, que el pueblo, tenga recursos para sobrevivir.
El único que hoy tiene recursos para implementar un programa de salarios emergentes es el gobierno, y además es nuestro dinero. Hay muchas formas de poder efectuar ese programa de rescate sin que pudiera dar paso a actos de corrupción.
Estamos en estos momentos en un choque económico sin precedentes. Los pocos expertos cercanos al presidente deberían hacerle notar que la cantidad de empleos formales que ahora mismo se pierden van a llevar al país a una crisis social nunca antes vista si esos trabajadores no reciben urgentemente ayuda gubernamental.
Y si los que más saben de economía y finanzas del equipo presidencial no logran pasar por encima de esas rémoras que rodean al presidente y que no tienen ni idea de lo que hacen, por ejemplo, en materia de energía, deberían pedir ayuda de aquellos, cercanos al presidente que le entienden a la política.
Quizá si alguien le hace ver al presidente que 1 millón de desempleados, sin apoyo gubernamental, se convertirán en ciudadanos enojados que votarán en contra de su mal llamada transformación, quizá así logren que le entienda.