Estas últimas palabras del senador López Hernández se parecen más argumentos para vender cara su posición ante la presidenta Sheinbaum, a fin de no ser defenestrado. Olvida que la realidad es bastante distinta a su narrativa
LIC. LUISA MARÍA ALCALDE,
PRESIDENTA NACIONAL,
MORENA:
En días recientes se quejó usted de “la narrativa que quiere instalar la derecha” con respecto al huachicol fiscal, el cual usted designa como contrabando de combustible. “Hasta le ponen nombre para dar la idea de lo que antes existía que se refería a las fugas en los ductos; no, eso se acabó con el presidente López Obrador”.
Sí y no, doña María Luisa.
Efectivamente, el huachicol fiscal es la introducción ilegal de combustible a nuestro territorio clasificándolo como aceite de desecho para no pagar impuestos y que la actual administración ataca con denuedo. Pero llamarlo contrabando en vez de huachicol, ¿lo hace menos grave? ¿Reduce las pérdidas para el erario? ¿Implica menos cadenas de corrupción? Pues no, licenciada Alcalde.
También dentro de su protesta, usted declara que al huachicol original se le dio fin en el sexenio pasado. ¿Pues quién la asesora, doña María Luisa? De acuerdo con datos oficiales contenidos en el Informe de Resultados de PEMEX, la empresa perdió 13 mil 122 millones de pesos durante el primer semestre del año debido a… ¿qué cree? El huachicol.
Para que me entienda, el número de tomas clandestinas durante el sexenio amloísta fueron las más numerosas -casi 65 mil- desde que se lleva la contabilidad del delito; más aún, se incrementaron 49% en relación con el huachicoleo de tiempos peñistas.
El robo de combustible no desapareció más que en la mente del expresidente; el que AMLO lo haya declarado en alguna mañanera no hace real la eliminación del huachicol. Es lo mismo que los servicios de salud como en Dinamarca, o que seríamos autosuficientes en la producción de gasolina, o que no se iba a endeudar al país, o que no se iba a talar un solo árbol con el Tren Maya o muchas otras posverdades de la narrativa cuatroteísta.
Por cierto, me extraña que usted, en vez tratar de exculpar al expresidente, no se fije en que la actual administración toma más en serio el problema y dentro del Plan Estratégico de PEMEX se va a modernizar el Sistema de Control Supervisorio y de Adquisición de Datos. No puedo asegurarle que se acabará el huachicol, pero existen buenas probabilidades de que disminuya.
Otro que también está instalado en la narrativa llena de posverdades es correligionario, el senador Adán Augusto López Hernández. Como usted sabe, se niega a asumir alguna responsabilidad por haber designado como secretario de Seguridad a Hernán Bermúdez Requena, presunto líder de la banda criminal “La Barredora”.
Para abonar a sus problemas, el fin de semana nos enteramos -gracias a un reportaje de N+Focus- de que en sus declaraciones de impuestos don Adán no habría pagado la tasa impositiva correspondiente por los 79 millones de pesos de ingresos de los dos últimos años. Rápidamente convocó a una conferencia de prensa para hacer las aclaraciones que juzgó convenientes, pero la narrativa no cuadró.
López Hernández mostró sus declaraciones patrimoniales y de impuestos, pero lo hizo solo levantándolas para que los reporteros las vieran de lejos, no les compartió copias. Y no es de extrañar porque no importa cuántos malabares haya hecho el contador de don Adán Augusto, no es posible que haya pagado solo el 2.5% de ISR; no hay deducciones legales que le hayan permitido llegar a una tasa tan baja.
El senador López afirma que es “el notario público de mayor éxito en la historia de Tabasco” y no lo dudo, si en 2023 puede ganar 22.5 millones de pesos después de gastos de operación. Solo que hay un pequeño detalle: en ese año era secretario de Gobernación. Hacer negocios mientras se tiene un cargo público implica un conflicto de intereses por decir lo menos.
Para 2024, lo ingresos de don Adán Augusto ascendieron a 56 millones y el repunte obedeció según él a una herencia paterna que estaba en litigio en EUA. Tampoco lo dudo, porque su padre era una persona acaudalada, pero también una buena parte de lo ingresado el año pasado se debió a los servicios profesionales prestados por Hernández López. Cabe recordar que en 2024 era precandidato a la Presidencia, lo cual nuevamente nos lleva a un conflicto de interés. Y, por cierto, nunca aclaró cuánto gastó en la precampaña, misma que él declaró que cubriría con dineros propios.
En el colmo de la posverdad, Adán Augusto López declaró que se precia “de ser un ciudadano y un exfuncionario modelo” y, como si fuera la última Coca-Cola del desierto, aduce que las informaciones alrededor de su persona tienen su origen en “la derecha conservadora (en contra) de los que estamos al frente del movimiento. En este momento yo soy parte fundamental del movimiento”.
Estas últimas palabras del senador López Hernández se parecen más argumentos para vender cara su posición ante la presidenta Sheinbaum, a fin de no ser defenestrado. Olvida que la realidad es bastante distinta a su narrativa.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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