Pero si se queda Ramírez de la O para hacer las cosas de una mejor manera puede ser que, de paso, hasta tenga tiempo de limpiar su nombre mancillado por la imprudencia de su jefe actual
Cualquier propuesta económica que se presente en estas campañas, que respete el sentido común, tan ausente este sexenio, podría ser viable.
Si la siguiente administración quiere tener un plan económico que dé resultados tendría que iniciar con la corrección de los desequilibrios fiscales, recomponer el destino del gasto público, respetar a los expertos financieros del propio gobierno, respetar también al poder Legislativo en su forma de diseñar el gasto público y, básicamente, corregir todos los abusos y excesos económico-financieros del Presidente.
Y como en un país democrático las elecciones son algo más que un trámite, hay que ver si las dos candidatas tienen realmente esa capacidad de reencarrilar las finanzas públicas y arrebatárselas a las fauces del populismo.
Las elecciones no son un mero trámite como dice la candidata del oficialismo, pero tampoco son una broma, así que realmente hay que enfocarse en las propuestas de las dos candidatas.
Del lado opositor la oferta es romper con la manera como se han torcido las cosas en el país y no sólo en lo económico.
La posibilidad de regresar al sentido común la pueden representar personajes como José Ángel Gurría quien tiene probada capacidad y podría recomponer las finanzas nacionales.
El gran impedimento para la alternativa opositora podría estar en las cámaras del Congreso en caso de no obtener las mayorías necesarias, eso dificultaría hasta las negociaciones presupuestales.
Y del lado oficialista ya se confirmó la continuidad del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, falta ver si la continuidad también abarca mantener el manejo financiero como hasta hoy.
Porque Ramírez de la O es, al final, el operador de los problemas fiscales en los que este año se meterá el país, como ese disparo en el gasto público con fines electorales y el incremento descomunal la deuda pública.
Es desde la secretaría que él encabeza que se operan esas enormes transferencias de recursos al barril sin fondo que es Petróleos Mexicanos.
Puede ser que, al final, el secretario de Hacienda sea un rehén del régimen y él mismo pueda emprender la corrección bajo otra batuta. Por lo pronto, es el autor de lo que eufemísticamente llaman consolidación fiscal para el 2025.
Los Pre Criterios Generales de Política Económica 2025 contemplan que durante el primer año del siguiente gobierno se paguen los excesos de López Obrador, al menos no propone su continuidad.
Si el actual secretario de Hacienda se queda para seguir el camino ordenado por López Obrador, no está lejos una crisis financiera, que puede estallar en Pemex o en una degradación crediticia.
Pero si se queda Ramírez de la O para hacer las cosas de una mejor manera puede ser que, de paso, hasta tenga tiempo de limpiar su nombre mancillado por la imprudencia de su jefe actual.
Nadie en su sano juicio desde la alternativa oficialista se atrevería hoy a llevarle la contra a los dictados de López Obrador, pero si realmente priva el sentido común entre las dos candidatas, desde el primer día de gobierno se tendrían que anunciar cambios importantes en el manejo fiscal del país para tratar de restablecer la confianza perdida.