Como sea, es evidente que se mantiene una tendencia a la baja en los precios de los energéticos que son de alta influencia en la inflación estadounidense
Cuando la inflación es una locomotora que avanza sin parar y aplasta a todos, pocos dudan de la necesidad de medidas urgentes y contundentes por parte de los bancos centrales.
Pero cuando entramos en una fase como la que aparentemente empezamos, de moderación de los incrementos en los índices de precios al consumidor y eventualmente de algunas bajas, es ahí cuando hay quien quisiera ver a la autoridad monetaria más moderada para no afectar el desempeño económico.
Esta mañana ya habremos conocido el Índice de Precios al Consumidor de Estados Unidos. El mercado esperaba que se mantuviera la desaceleración inflacionaria, aunque al cierre del mes pasado los precios de las gasolinas tuvieron un repunte, que se corrigió al inicio de noviembre, pero la medición corresponde a octubre.
Como sea, es evidente que se mantiene una tendencia a la baja en los precios de los energéticos que son de alta influencia en la inflación estadounidense.
Si la inflación en Estados Unidos mantiene esta trayectoria de baja y deja atrás los picos históricos de los meses pasados, empezarán los cuestionamientos a la Reserva Federal sobre la necesidad de mantener esos incrementos tan agresivos en su tasa interbancaria.
Por ahora, hoy todavía cuatro de cada 10 participantes de los mercados calculan un incremento de 75 puntos base para la reunión de política monetaria del 13 y 14 de diciembre próximos. Claro que ya son mayoría los que ven medio punto porcentual de aumento para la última decisión del año.
Y en el caso de México, la inflación es tema porque hoy se habla del reporte del Inegi de octubre pasado y sobre todo porque hoy la Junta de Gobierno del Banco de México habrá de dar a conocer su decisión de política monetaria y el consenso habla de otros 75 puntos base para la tasa de referencia.
Claro que en México también se empezará a cuestionar al banco central, incluso desde sus entrañas, por mantener la agresividad de los incrementos al costo del dinero, cuando la tasa de inflación general muestra una incipiente tendencia a la baja.
En su momento lo comentamos, la primera semana de septiembre marcó un punto de inflexión en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
De hecho, la inflación mensual general de octubre pasado ya está en el promedio de los incrementos del décimo mes de años anteriores. Pero el foco rojo está en otro lado.
Es preocupante que la inflación subyacente no encuentre descanso en su trayectoria de ascenso.
A pesar de la reducción marcada de los precios volátiles de la economía, los precios que están en el corazón de la inflación siguen al alza.
Mercancías no alimenticias y algunos servicios se siguen “emparejando” en sus incrementos de precios e impiden que la tregua de INPC contagie a otros precios, entre ellos el de los salarios.
Empieza pues el tiempo en que los bancos centrales deben seguir con su actitud intransigente con los altos niveles inflacionarios que se mantienen, pero al mismo tiempo necesitarán voces firmes que se escuchen cuando lleguen los reclamos de que las políticas monetarias sean consideradas como un estorbo para el crecimiento económico.