La errónea política migratoria al sur de dejar las puertas abiertas casi le cuesta a México una enorme complicación para entrar al mercado más grande del mundo
Tijuana, BC. Así como Donald Trump usa su desprecio hacia México como una estrategia de campaña, así el presidente Andrés Manuel López Obrador usó su mitin fronterizo del fin de semana con una agenda claramente política.
De entrada, el jefe de la 4T usó la plaza pública tijuanense para echar a andar el aplausómetro entre los que podrían soñar con sucederlo al final de su sexenio.
Está claro que el actual presidente buscará ejercer su cargo sin sombras hasta el último día de su mandato. Pero si se puede un poco más, con gusto lo haría. Pero de cualquier forma ahí tuvo, frente a frente, a dos de los fuertes que parecen gozar de su gracia.
La parejera de calentamiento de este fin de semana en Tijuana se la llevó, por mucho Marcelo Ebrard. Sobre la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien se procuró una buena porra, no alcanzó al festejado del mitin.
Y es que la habilidad del presidente para vender una derrota como un gran triunfo es enorme.
La errónea política migratoria al sur de dejar las puertas abiertas casi le cuesta a México una enorme complicación para entrar al mercado más grande del mundo.
Porque no hay que perder de vista que la reacción encolerizada del presidente de Estados Unidos tuvo origen en la multiplicación de migrantes que cruzaron por el territorio nacional prácticamente sin restricción alguna.
Y a pesar de la victoria pírrica de haber conjurado, por ahora, la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos, lo que queda es la puerta abierta para que el Gobierno de Washington meta las narices en lo que le plazca de la política interna mexicana, con esa amenaza arancelaria o cualquier otra, con la certeza de que tendrá la atención total del gobierno mexicano.
Como sea, a pesar de la amenaza constante que será Trump ahora que entre en campaña, la 4T logró atraer el tema hacia el discurso de la soberanía vulnerada, y eso tiene altos réditos y provoca el olvido de otros asuntos.
Hay otros temas de la agenda nacional en los que podría aprovechar el presidente su habilidad de transformar los errores en aplausos y podría recomponer algunos caminos emprendidos por la 4T.
Podría revertir la cancelación del aeropuerto en Texcoco o la construcción de la refinería en Tabasco y convertir esas reconsideraciones en aplausos.
Por lo pronto, el presidente puede sacar el mejor provecho a la venta de la victoria pírrica ante Trump.
Puede tener la certeza de que su fuerza política interna hará imposible que los que sueñen con la sucesión presidencial se animen a asomar la cabeza.
Pero al mismo tiempo, puede estar seguro de que el presidente de Estados Unidos recurrirá a la denostación de México y a las amenazas tan pronto como arranque su campaña presidencial con miras a la reelección presidencial.
Por lo pronto, amanece este lunes sin tarifas arancelarias a las importaciones mexicanas y eso deberá recuperar un poco de la tranquilidad financiera perdida durante los últimos días.