Aunque la Fed no realizó ningún cambio a la política monetaria, esta última reunión era una de las más anticipadas en tiempos recientes
La semana pasada concluyó la cuarta reunión de política monetaria del año de la Reserva Federal (Fed) en la que la tasa de interés de referencia se mantuvo sin cambio en un rango de 2.25 a 2.50% como era ampliamente esperado por el mercado.
Aunque la Fed no realizó ningún cambio a la política monetaria, esta última reunión era una de las más anticipadas en tiempos recientes, ya que el mercado había venido descontando un cambio de discurso por parte de la Reserva, abriendo la puerta a un inminente recorte en las tasas de interés.
En este sentido, la Fed no decepcionó a los mercados con el tono de su comunicado y los comentarios de su presidente, Jay Powell, en la conferencia de prensa que siguió al anuncio de política monetaria.
En el comunicado de prensa, la clave fue la eliminación de la palabra “paciente” que la Fed había usado frecuentemente para describir su postura ante la posibilidad de realizar cambios en la política monetaria.
En esta ocasión, la Fed destacó que está lista para actuar de manera apropiada y decisiva para darle sustento al actual ciclo de expansión económico, lo cual fue interpretado por el mercado como una clara señal de un recorte inminente.
Aunque la Fed reconoció que el mercado laboral se mantiene fuerte y la economía sigue creciendo, reconoció una moderación en el ritmo de crecimiento económico, al mismo tiempo que destacó que la inflación se mantiene por debajo de su objetivo de 2.0 por ciento.
El mercado también estaba muy atento al dot plot o gráfica de puntos que revela la expectativa individual de cada uno de los miembros del FOMC sobre la ubicación futura de la tasa de interés de referencia.
Aunque la mediana de expectativas sobre el nivel de tasas para el cierre de este año se mantuvo sin cambios en 2.375%, ocho de los 17 miembros del FOMC anticipa una reducción en las tasas antes del cierre del año, en contraste con el dot plot de la reunión de marzo, en la que ningún miembro anticipaba una tasa más baja para el cierre del 2019.
Asimismo, el dot plot revela que nueve de 17 miembros esperan tasas menores para el cierre del 2020 mientras que en marzo ningún integrante del FOMC consideraba la posibilidad de bajas.
El cambio en las expectativas revela la creciente preocupación por parte de la Fed sobre la desaceleración económica a nivel global y los vientos en contra provocados por la escalada en las tensiones comerciales que amenazan con exacerbar dicha desaceleración.
Aunque la economía de Estados Unidos ha logrado sortear la desaceleración global mucho mejor que el resto del mundo, su economía no es inmune a la situación, y los estimados de crecimiento para el segundo trimestre de este año incorporan una tangible desaceleración de 3.1%, observada en el primer trimestre a 2.1 por ciento.
La Fed es consciente de que la desaceleración se hará mucho más evidente si la administración Trump decide seguir adelante con su plan de aplicar aranceles a la totalidad de las importaciones chinas y la aplicación de tarifas a las importaciones automotrices provenientes de Japón y Europa.
Aunque la posibilidad de un acuerdo definitivo entre China y Estados Unidos en el corto plazo es muy baja, los líderes de estos países podrían entrar en una tregua temporal para darse más tiempo para negociar. Aunque esto podría darle apoyo a los mercados, la Fed muy probablemente seguirá adelante con su plan de iniciar un ciclo de recortes en la tasa con una disminución de un cuarto de punto en la reunión de julio y otra más en la de septiembre. Aunque con menor probabilidad, también es posible que la Fed decida recortar la tasa en medio punto en julio.
Este último escenario se vuelve mucho más probable si el G20 no genera una tregua que evite, aunque sea de manera temporal, la escalada en el enfrentamiento entre Estados Unidos y China.