A México le urge claridad en tasas. Un aviso de huracán da varios días a la población de la zona de impacto para que se prepare a recibir el meteoro. Incluso la alerta sísmica otorga muy valiosos segundos para ponerse a salvo. En el caso de la Reserva Federal (Fed), ha otorgado varios meses, incluso … Continued
A México le urge claridad en tasas.
Un aviso de huracán da varios días a la población de la zona de impacto para que se prepare a recibir el meteoro. Incluso la alerta sísmica otorga muy valiosos segundos para ponerse a salvo.
En el caso de la Reserva Federal (Fed), ha otorgado varios meses, incluso años, para estar preparados para un aumento en las tasas de interés.
Sin embargo, a pesar de la certeza de que van a llegar huracanes y temblores, la gente sigue construyendo sus viviendas en las zonas de peligro y los mercados siguen con sus apuestas, con la esperanza de quitarse a tiempo antes de que la Reserva Federal les mueva el piso.
Mañana podría sonar la alerta, cuando termine la reunión de dos días que hoy inicia del Comité de Mercado Abierto de la Fed, y entonces podemos todos conocer en el comunicado y en la posterior conferencia de la presidenta Janet Yellen si la claridad está ya finalmente presente en la estrategia del banco central.
La realidad es que ya no parece haber más margen para la ambigüedad, la paciencia, el wait and see que ha permitido flotar a la autoridad monetaria en los pantanos de los mercados financieros ya no puede seguir.
Si los banqueros centrales de Estados Unidos decidieran salir mañana con algo así como seguiremos esperando con paciencia los datos económicos, seguramente la antesala de la siguiente reunión o cualquier otro dato económico relevante sería una invitación al caos que podría ya no ser tan fácil de controlar.
Si bien nadie cree que se pudiera elevar la tasa en esta reunión, también hay la expectativa de que pueda ya haber mayor claridad en la fecha de inicio del proceso y quizá hasta en el ritmo de normalización de la política monetaria.
Era de esperarse que después de un plan tan poco ortodoxo pero efectivo como el que implementó Ben Bernanke, en sus tiempos de presidente de la Fed, habría de resultar costoso el proceso de desintoxicación de los dólares que invadieron el mundo. Pero hoy está claro que no se puede añadir el costo de la incertidumbre.
Por lo menos a México le urge que haya claridad de qué sigue con las tasas y el dólar. La enorme dependencia económica y financiera de Estados Unidos hace de nuestro país un pasajero beneficiado por las políticas de impulso, pero incomodado con las medidas restrictivas.
El Banco de México necesita esa claridad por parte de los banqueros estadounidenses para poder trazar una ruta crítica, camino a subir su propio costo del dinero sin tener que estar cachando señales con cargo a la estabilidad financiera.
Por lo pronto, las jornadas financieras de hoy y mañana pintan para tener esa inestabilidad propia de la incertidumbre que genera la antesala de una de las decisiones de política monetaria más trascendentes de los últimos años.
Así que hasta mañana, después del medio día que tengamos el comunicado, sabremos si llegó el momento de la claridad de la Fed o de esperar más tiempo en estas condiciones de taquicardia financiera.
Minuto a minuto
