Te fuiste en la paz de los justos, en un suspiro… Florestán México vive un proceso electoral que no es ajeno a la tendencia que se extendió por América Latina a partir de la victoria, en diciembre de 1988, de Hugo Chávez en una Venezuela desalentada y decepcionada por las instituciones de la democracia. Chávez … Continued
Te fuiste en la paz de los justos, en un suspiro… Florestán
México vive un proceso electoral que no es ajeno a la tendencia que se extendió por América Latina a partir de la victoria, en diciembre de 1988, de Hugo Chávez en una Venezuela desalentada y decepcionada por las instituciones de la democracia.
Chávez fue el toque de arranque de una oleada que llegó a Bolivia con Evo Morales, en 2005 y que durará por lo menos hasta 2026, y que luego se extendería a Ecuador con Rafael Correa de 2007 a 2017 y Nicaragua, donde Daniel Ortega detenta el poder, gobierna nuevamente desde 2007 y fue presidente desde 1979, al derrumbe de la dictadura de Somoza Debayle, hasta 1990.
Es decir, fueron dos etapas populistas en la región, en los 70 y luego la financiada por el chavismo a partir de los 90, que persiste con Nicolás Maduro.
Esa tendencia se repitió en la segunda década del siglo 21 con el brexit, que sacó a los británicos de la Unión Europea y el triunfo impensable de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos.
Es decir, en ningún caso fue un asunto ideológico, sino de populismo marcado por el rechazo a las instituciones, a la política misma, a los políticos, similar a lo que hoy vive nuestro país, donde la ideología no definirá las elecciones del 1 de julio, por la confusión.
La izquierda se rompió luego de ser altamente competitiva vía el PRD en 2006, donde con su candidato Andrés Manuel López Obrador perdió por .56 por ciento de los votos, y en 2012 por 6.6 por ciento.
En los dos procesos, como en los de 1988 y 1994 y 2000, no había duda: la izquierda era la izquierda, la derecha la derecha y el PRI el PRI.
Hoy no hay claridad, no hay derechas ni izquierdas. El PAN va aliado con el PRD, Morena con el PES, un partido ultraconservador y confesional.
El 1 de julio, pues, no se votará por ideologías ni programas de gobierno ni plataformas políticas. La batalla será entre un populismo de aparente izquierda, otro populismo de aparente derecha y el PRI, el único definido.
Y la final, todo apunta, será de dos: Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade.
De esa opción, Meade-López Obrador elegirán los mexicanos el país del mañana.
RETALES
1. RELEVOS. Le había adelantado desde noviembre que en los primeros días de enero serían los relevos en Gobernación y Sedesol. Hoy le confirmo que el viernes renunciarán Miguel Ángel Osorio Chong, para ir al Senado, y Luis Miranda a la Cámara de Diputados. La convocatoria del PRI a fin de semana. Habría movimiento en Trabajo;
2. MANLIO. En la respuesta de Manlio Fabio Beltrones al gobernador Corral de Chihuahua, quien dijo ayer que había pedido un amparo, explica que lo hizo para acceder al expediente y acusó a Corral de violar sus derechos humanos; y
3. CARGA. Será Aurelio Nuño, coordinador de la campaña de Meade, el encargado de darle marcaje estrecho a Andrés Manuel López Obrador, como ya hace.
Nos vemos mañana, pero en privado
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