La crisis de los partidos políticos va para largo en el país mientras no surjan líderes con visión de Estado y sólo tengan una mira miope en favor de sus intereses grupales
La crisis de los partidos políticos quedó más que evidente en el pasado proceso electoral.
Más allá del fuerte empuje que le dio la imagen positiva del Presidente López Obrador -expresada en los constantes sondeos de percepción-, Morena demostró una fuerza basada en las prácticas añejas del ejercicio del poder de todos conocidas: el uso de los programas de gobierno; de la cooptación de liderazgos y de las bases sociales, a cambio de prebenda; y un trabajo territorial con uso de servidores públicos, lo cual le redituó una de las votaciones más copiosas en la historia del país.
Pero donde quedó más clara esa crisis fue en los partidos que formaron la Coalición que apoyó a Xóchitl Gálvez.
Alejados de la candidata presidencial -como Gálvez lo denuncio una vez y otra también-, ensimismados en sus propios intereses y la negociación de beneficios para obtener posiciones políticas o evitar afectaciones a sus personas, el PRI y el PAN están hoy en uno de sus peores momentos.
Del PRD ni hablar…
No se explica, entonces, cómo es que a pesar de la fuerte debacle en los resultados electorales los liderazgos nacionales se mantengan e impongan a toda costa.
Sí, estamos hablando de la reelección de Marko Cortés en el PAN y de Alejandro Moreno, Alito, en el PRI, esta última que muy probablemente se consolidará este miércoles 10 de julio mediante la imposición a una estructura débil pero que significa una fortaleza porque mantiene las prerrogativas económicas y jurídicas a través del INE.
En estas condiciones, los partidos políticos tradicionales se alejarán aún más de una sociedad dividida, una gran parte de la cual quedó desangelada, desconfiada y decepcionada del juego político, a través de las urnas.
Una de dos, o Alito en el PRI y Marko Cortés en el PAN sólo cavarán más en la tumba quedándose por más años al frente de esos partidos o -en el mundo de las especulaciones, vale la pensar que siempre estuvieron ahí para contener a una oposición a Morena, para no hacerle sombra y facilitar en mayor medida su raigambre en el poder… Es decir, la otra cara de la cooptación de facto.
Alito siempre estuvo bajo constantes amenazas que empezaron con la exhibición de su patrimonio por parte de la gobernadora Layda Sansores. Al frente del PRI, seguro le seguirá siendo útil al Gobierno, particularmente en las próximas decisiones en el Congreso de la Unión, mediante el apoyo a las iniciativas de Morena y sus aliados.
Movimiento Ciudadano surgió como una opción para miles de jóvenes, pero sus alcances todavía son regionales.
La crisis de los partidos políticos va para largo en el país mientras no surjan líderes con visión de Estado y sólo tengan una mira miope en favor de sus intereses grupales.