No hay que menospreciar la manera cómo desde el gobierno federal hacen propaganda, porque saben lo que hacen y logran el efecto deseado
Cuidado con los distractores, porque detrás de ellos no hay sólo la intención de esconder el desastre económico, sanitario y de seguridad que se ha dado en este país, sino también los intentos de destruir muchas estructuras en el nombre de una transformación que se inspira en dogmas y visiones del pasado.
No hay que menospreciar la manera cómo desde el gobierno federal hacen propaganda, porque saben lo que hacen y logran el efecto deseado.
Lo que para algunos es algo irracional y hasta una mala broma, para otros sectores de la sociedad sí son hechos creíbles.
La rifa del avión sin el avión es un chiste absurdo, la BOA que se aventaron esta semana parece un acto de humor involuntario de la 4T. Pero hay millones que sí creen que el presidente Andrés Manuel López Obrador es víctima, imagínese el horror, de un intento opositor de ganarle las elecciones y usar su propio mecanismo de revocación de mandato.
Con la propaganda como oficio, y sin que nadie se pueda oponer a que use la estructura del Estado para sus fines personalísimos, desde la 4T logran que algunos tomen sus creaciones como verdad divina y que otros sientan que se trata de burlas evidentes. Y con ello consiguen los efectos de distracción y división que desean.
A la par del invento de ese complot opositor, el presidente López Obrador adelanta algo para que después nadie pueda decir que no lo advirtió.
Tiene la mirada fija en destruir el sistema de pensiones de cuentas individualizadas y operadas por empresas privadas.
Las afores están en peligro y corren riesgos similares a los que ha enfrentado, por ejemplo, Petróleos Mexicanos: una empresa que heredó la 4T con problemas financieros y operativos serios, pero que con las decisiones adoptadas por este gobierno la condenan al colapso inminente.
El sistema de cuentas individuales tiene un problema de origen: el ahorro obligatorio nunca fue suficiente para garantizar que los trabajadores alcanzaran un retiro digno.
Esta falla estructural que se dejó correr a través de los sexenios llega a la mira de la 4T que ahora quiere aborrecer todo lo que suene a privado, individual o neoliberal y con ello crear un monstruo populista que puede destruir la confianza de los trabajadores, desaparecer la gran masa de ahorro para el retiro y condenar las finanzas públicas a una implosión a la vuelta de un par de décadas más.
Y mientras la BOA nos distrae, hay un trabajo de recomposición de los equilibrios legislativos para asegurar esa mayoría que permita al grupo en el poder hacer los cambios constitucionales que quiera.
Así que la propaganda distractora, no sólo pretenden cubrir las pifias en la economía, la salud y la seguridad.
Detrás de la BOA, o del Tren Maya o del avión presidencial, hay una enorme cortina de humo para seguir desmantelando la estructura económica y social del país, para hacerlo sin tanto ruido.
Y las afores están en la mira de ser una víctima de esa destrucción estructural.