Un ejemplo es la del restaurante en Nueva Jersey que llegó a tener un valor de mercado totalmente injustificado de 100 millones de dólares
Una burbuja financiera se define como una situación en la que el precio de un activo, o clase de activos, se eleva de manera acelerada e irracional, es decir, más allá de lo que es justificable desde el punto de vista fundamental. Los últimos 25 años se han caracterizado por la creación y subsecuente explosión de burbujas en diferentes clases de activos y mercados.
La primera burbuja de proporciones globales, conocida como la “fiebre de los tulipanes”, se gestó a principios del siglo XVII. Los tulipanes eran un bien común y corriente que se intercambiaba a precios accesibles, hasta que algunos tulipanes fueron afectados por una enfermedad que producía unas preciosas manchas en la flor que asimilaba los colores del fuego.
Estos tulipanes manchados causaron sensación y su precio comenzó a subir de manera exponencial. La fiebre llegó a tal grado que la gente dejaba su trabajo para dedicarse a especular con los tulipanes en un episodio de euforia colectiva que llevó el precio de estos tulipanes a incrementarse más de 2,000 por ciento.
El estallido de la burbuja llegó en 1637 cuando algunos especuladores empezaron a vender agresivamente y la gente se dio cuenta de que no había ninguna razón fundamental detrás del incremento del precio más que la euforia colectiva.
Al reventar la burbuja, el precio de los tulipanes regresó a su nivel normal, provocando cuantiosas pérdidas para los que habían comprado a precios inflados. La anécdota viene al caso porque en los últimos meses hemos observado comportamientos en los precios de algunos activos financieros que se asemejan a una burbuja.
En su último reporte de estabilidad financiera publicado el 6 de mayo, la Fed hace referencia explícita a la presencia de señales de apetito elevado por riesgo en algunos activos.
Aunque no habla explícitamente de burbujas, la redacción deja claro que hay sectores del mercado financiero que presentan un comportamiento consistente con el de burbujas previas.
La Fed hace referencia a los meme-stocks o acciones-meme cuyas valuaciones se han salido de cualquier contacto con la realidad.
Un ejemplo es la del restaurante en Nueva Jersey que llegó a tener un valor de mercado totalmente injustificado de 100 millones de dólares.
Otro ejemplo es lo que sucedió en la saga de Gamestop (Sin Fronteras 4-Feb-2021) cuyo precio pasó de 4 a 347 dólares por acción a través de un movimiento coordinado en redes de pequeños inversionistas.
Otro ejemplo es el fenómeno de dogecoin, una criptomonedas que fue creada como una broma por los ingenieros de sistemas Billy Markus de IBM y Jackson Palmer de Adobe en el 2013. Durante años, el valor del dogecoin no alcanzaba ni una fracción de centavo de dólar y se usaba principalmente como medio de pago para tareas mundanas en Internet como responder a encuestas o resolver problemas matemáticos.
A diferencia del bitcoin donde hay un número finito de coins, el número de dogecoins no es ilimitado, lo que hace dudosa la función de esta criptomonedas como depósito de valor. Sin embargo, en un episodio de exuberancia irracional impulsado por los foros de inversión en la plataforma Reddit, el valor del dogecoin pasó de 0.004741 dólares al cierre del 2020 a un máximo de 0.7223 dólares el 7 de mayo. Esto representa un incremento de 15,136 por ciento.
Aunque el precio del dogecoin ha caído 48% desde su máximo histórico del 7 de mayo, el retorno en lo que va del 2021 es de 7,907 por ciento.
Para algunos observadores, el fenómeno del dogecoin y el comportamiento de los meme-stocks sería imposible sin la inmensa ola de liquidez creada por las condiciones monetarias actuales y la complacencia creada por la percepción de que estás condiciones perdurarán por un periodo indefinido.