Dice Donald Trump que para su reelección no va a utilizar el eslogan de “Hacer grande a Estados Unidos otra vez” porque en el año y pico que lleva al frente del poder ya lo logró. Nadie se va a poner a explicarle a este señor cómo funcionan los ciclos económicos, porque nadie lo va … Continued
Dice Donald Trump que para su reelección no va a utilizar el eslogan de “Hacer grande a Estados Unidos otra vez” porque en el año y pico que lleva al frente del poder ya lo logró.
Nadie se va a poner a explicarle a este señor cómo funcionan los ciclos económicos, porque nadie lo va a convencer de que la economía estadounidense habría crecido independientemente de que llegara a la Casa Blanca o no.
Lo que quizá deberían hacer con más dedicación es explicarle que lo que sí puede hacer es sobrecalentar la economía y eso puede resultar contraproducente para todo el mundo, literalmente.
Su plan fiscal ya implica un riesgo de elevar la fricción inflacionaria, pero las consecuencias de una guerra comercial serían devastadoras, entre otras cosas, para el aumento de los precios.
Una inflación por arriba de la meta de 2% que la Reserva Federal (Fed) tiene establecida, pondrá a prueba a la autoridad monetaria.
Si en febrero los precios sobrepasaron ese nivel psicológico por razones coyunturales la Fed debe decidir la clase de mensaje que debe mandar al respecto:
Uno de justificación de un nivel más allá de su meta por situaciones temporales o bien dar un manotazo en la mesa y decir que nada por arriba de su fijación puede ser tolerable y por lo tanto hay que esperar una reacción con el costo del dinero tan pronto como en su reunión de decisión de política monetaria de la próxima semana.
El ritmo de creación de empleos del mes pasado es propio de una locomotora económica a toda velocidad, el hecho de que se incrementara el número de personas buscando empleo es un indicativo de que el consumo aumentará.
La mejora salarial es dispar todavía, pero con signos de una mejora en los ingresos en una población que culturalmente está acostumbrada a gastar, no a ahorrar.
Pleno empleo, inflación a 2%, aumento en las remuneraciones. ¿Qué razones debería exponer la Fed para mostrar esa paciencia de tantos trimestres de no acelerar el costo del dinero?
Buena parte del origen de la crisis subprime, que está por cumplir 10 años de haber explotado, se dio por el hecho de mantener tasas de interés bajas en una economía que enfrentaba signos de calentamiento. Además, claro, de una larga lista de omisiones regulatorias que propiciaron un caos financiero.
La Fed debe evitar ser un factor de freno a una economía en expansión, pero tampoco se puede dar el lujo de contribuir a un sobrecalentamiento que se alienta desde la Casa Blanca.
Ya veremos en los mercados financieros el impacto de las señales de la Fed en materia monetaria. Pero sobre todo veremos qué tan buenos estrategas son los banqueros centrales de Estados Unidos que hoy tienen al timón a un abogado republicano.
Y no es poca cosa, porque además de la inflación, la Fed deberá enfrentar alguna previsible encolerizada reacción de Donald Trump cuando vea que un banco central con sentido común busque contener el sobrecalentamiento.