Seguro que otros ejercicios de consulta, como la encuesta entre expertos en economía del sector privado, sí estarán disponibles porque se levantan siempre a distancia
El Inegi va a suspender la elaboración de algunas encuestas ante las medidas sanitarias que se asumen por la pandemia del SARS-CoV-2. Eso implica que, por ejemplo, no tendremos acceso a la actualización de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
Seguro que otros ejercicios de consulta, como la encuesta entre expertos en economía del sector privado, sí estarán disponibles porque se levantan siempre a distancia.
Vamos a perder acceso a información importante como consecuencia de una enfermedad que de hecho le cambió el rumbo al planeta entero y así hay que entenderlo.
Lo que no sería posible tolerar es que la información sobre el comportamiento económico, o sobre cualquier otra materia, se limitara por una decisión política para querer ocultar las malas noticias derivadas de una mala gestión.
Con el caso de la pandemia por Covid-19, vemos cómo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señala a México como el país integrante de ese club que menos pruebas de detección lleva a cabo. Y claro, mientras menos pruebas, menos casos confirmados, y entonces eso permite que la 4T se adorne con aquello de que somos uno de los países con menos casos confirmados de Covid-19. Una trampa de la estadística para un torcido discurso político, pero algo peligroso para una sociedad que no cuenta con elementos sólidos para levantar el confinamiento.
En materia económica vamos a entrar en una fase de crecimiento exponencial de las cifras negativas. Conforme avancen las semanas los datos deberán reflejar lo que hoy sufren en carne propia millones de mexicanos: una economía que cae en picada y sin botes salvavidas del gobierno.
Va a ser un escándalo ver datos del desempeño de la economía, lo mismo el Producto Interno Bruto que el Indicador Global de la Actividad Económica, que muestren caídas de dos dígitos.
Y en el detalle, los indicadores industriales, comerciales, de empleo y de confianza. Todos tendrán resultados aterradores que el Inegi deberá publicar puntualmente, sin atenuar y sin permitir ninguna presión del Ejecutivo federal para limitar la divulgación de esa información.
Los 12 años de autonomía que tiene el Inegi deberán ser suficientes como para resistir cualquier tipo de presión.
Y ni hablar del Banco de México o de organismos privados que también publican datos relevantes del desempeño de la economía mexicana, todos deben resistir cualquier tentación autoritaria.
Porque ya vimos que el Poder Legislativo se doblegó ante la presión del Ejecutivo y su mayoría se muestra dócil y obediente sin ningún pudor.
Pero hay otros datos que son de enorme relevancia, altamente vulnerables a la presión política, pero que son de enorme trascendencia para conocer la salud de la economía. Son los datos que publica la Secretaría de Hacienda.
Así, por ejemplo, el reporte sobre las finanzas públicas y la deuda pública debe mantener la pulcritud de transparencia que tiene. Es una forma de poder tener un panorama de hasta dónde ese discurso peligroso y populista para las finanzas públicas que se dicta desde la cúspide de la 4T se lleva a la práctica o no.