Lo que sí se gana con este dato inflacionario inferior a las previsiones del mercado es un mes más para que Trump aplique la del TACO
Apenas aparecía muy temprano la mañana de ayer el dato de la inflación de mayo pasado en Estados Unidos y algunos ya echaban las campanas al vuelo porque ya no había razón para que la Reserva Federal (Fed) no recetara una baja en la tasa de interés interbancaria en la próxima reunión del Comité de Mercado Abierto.
O lo que es lo mismo, hacer de la golondrina de un aumento inflacionario menor al esperado en mayo pasado un verano de tasas a la baja, tal como lo quisiera ver Donald Trump.
La inflación general de aquel país de hecho tuvo un incremento durante el mes pasado con respecto al registro de abril de este año, pasó de 2.3 a 2.4%, pero la expectativa era que rozara 2.5 por ciento.
Mientras que la inflación subyacente se ubicó en una tasa anual de 2.8%, cuando en los mercados esperaban que el efecto de los aranceles de Donald Trump la llevara hasta 2.9 por ciento.
La inflación objetivo del banco central estadounidense es de 2%, pero la autoridad monetaria de ese país también tiene que ver por los niveles de empleo, esto es, por el desempeño del crecimiento económico.
Por lo pronto, casi nadie cree que la próxima semana que hay reunión de decisión de política monetaria en Estados Unidos se pudiera decidir algo diferente a dejar la tasa referente como está en el rango de 4.25 a 4.50% y casi nadie me refiero a una opinión en el mercado de 99.8% de que no se mueve.
Sólo 17% de los que participan en barómetro de las tasas de la Fed anticipan que en la reunión del 30 de julio habrá una baja de un cuarto de punto en esa referencia.
Y para septiembre, ahí sí, cerca de 60% ya está del lado de esa baja de 25 puntos base en la tasa de interés interbancaria hasta 4% a 4.25 por ciento.
La inflación de mayo da confianza porque no subió tanto como se esperaba, pero hace ser precavidos porque, entre lo que más influyó para la moderación del incremento está la baja en los precios del petróleo que se refleja en las gasolinas y en los costos del transporte.
Pero esto fue producto de una anticipación de la desaceleración económica global.
Los que no se alegran a la primera con este dato de inflación de mayo anticipan que los efectos de los aranceles aplicados por Donald Trump se verán más hacia el verano o el otoño, cuando los inventarios ya no aguanten y los costos adicionales sea imposibles no traspasarlos al consumidor.
Lo que sí se gana con este dato inflacionario inferior a las previsiones del mercado es un mes más para que Trump aplique la del TACO y reconsidere muchos de esos impuestos de importación.
De los 143 días que lleva de su segundo mandato, a Trump le tomó 72 días aplicar aranceles a diestra y siniestra.
Así que, aunque ha parecido una eternidad, la realidad es que son pocos días en los que no hemos visto todos los efectos negativos de esta política comercial proteccionista que, sin duda, habrá de tener también repercusiones en la inflación de Estados Unidos.
Casi nadie cree que la próxima semana que hay reunión de decisión de política monetaria en Estados Unidos se pudiera decidir algo diferente a dejar la tasa referente como está en el rango de 4.25 a 4.50% y casi nadie me refiero a una opinión en el mercado de 99.8% de que no se mueve.