No hay que esperar mucha sustancia en las actuales campañas presidenciales. Emociones, fake news, pocas ideas y la venta de una imagen que cautive a los electores. Sin embargo, hay un grupo de ciudadanos que sí estará al tanto de las propuestas y del desempeño de la economía durante estos próximos seis meses y eso … Continued

No hay que esperar mucha sustancia en las actuales campañas presidenciales. Emociones, fake news, pocas ideas y la venta de una imagen que cautive a los electores.
Sin embargo, hay un grupo de ciudadanos que sí estará al tanto de las propuestas y del desempeño de la economía durante estos próximos seis meses y eso puede condicionar su decisión electoral.
En año de elecciones hay ciertos indicadores que se vuelven más famosos porque son propaganda pura, tanto para opositores como para el partido en el gobierno. Así que le ponen interés en su divulgación y hasta su tergiversación.
Uno de los indicadores favoritos de los que quieren medir el desempeño de un gobierno es el tipo de cambio. La realidad es que la relación peso-dólar dejó de ser un buen semáforo de las aptitudes sexenales desde 1995, cuando se determinó que la libre oferta y demanda (así fuera sucia al principio) fijara la paridad.
Así que vamos a vivir colmados de referencias a las palizas al peso y veremos atractivas gráficas con las caras de los últimos presidentes y sus presuntas responsabilidades con la debilidad del peso.
Serán seis meses en los que pocos se atreverán a decir que la depreciación del peso poco tiene que ver con factores internos y que hay que atender a factores externos.
Los precios de las gasolinas serán uno de los indicadores favoritos de todos los partidos opositores. La poca comprensión del comportamiento de este precio, después de tantos años de combustibles subsidiados, harán del costo de la Magna y de la Premium un persecutor de votos.
Del otro lado, el gobierno federal se encargará de hacer notar durante todo el primer semestre los datos del empleo. Si la racha positiva de creación de plazas laborales se mantiene, no hay duda de que tendremos discursos oficiales constantes con los datos del registro de empleos del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Es un indicador clave del comportamiento de la economía, pero por la manera como será utilizado, lo podemos obviar durante un semestre.
¿CUÁLES SON LOS INDICADORES QUE SÍ DEBEMOS ATENDER EN ESTA PRIMERA MITAD DEL AÑO?
Sin duda uno de los más importantes, el Índice Nacional de Precios al Consumidor. La inflación es uno de los focos amarillos de México en estos momentos y su disminución es determinante para mantener la estabilidad macroeconómica.
Desde la lectura de esta primera quincena de enero tiene que notarse una disminución en la inflación, de lo contrario habrá que pedir cuentas al autónomo Banco de México.
Otro indicador clave que hay que atender es el gasto público. En los reportes de finanzas públicas hay que poner una lupa a la manera como el gobierno federal gasta los recursos en año electoral.
La Secretaría de Hacienda, a través del SAT, inició el año con una muy agresiva actitud de fiscalización en busca de recursos y puede ser con la intención de gastar mucho más con fines electorales y sin provocar un mayor desbalance. Es un riesgo hacer enojar a los contribuyentes cautivos cuando lo que buscan son simpatías.