Transcurridas dos semanas de la campaña presidencial, hay plena convicción de que todo puede suceder. Y también, de que está en marcha una operación concertada que buscará evitar que Andrés Manuel López Obrador aterrice en Los Pinos dentro de ocho meses. El entorno del aspirante izquierdista está en alerta, tras detectar una docena de señales … Continued
Transcurridas dos semanas de la campaña presidencial, hay plena convicción de que todo puede suceder. Y también, de que está en marcha una operación concertada que buscará evitar que Andrés Manuel López Obrador aterrice en Los Pinos dentro de ocho meses.
El entorno del aspirante izquierdista está en alerta, tras detectar una docena de señales ominosas. ¿Las evidentes? El artículo del secretario Otto Granados Roldán en El País en defensa de la reforma constitucional que regresó el control de la nómina docente a la Federación; la disputa del SNTE con Elba Esther Gordillo por el acervo de Diego Rivera presuntamente adquirido con fondos sindicales; y la defensa del Sistema Educativo Nacional que tiene en pie de guerra a una veintena de organizaciones de la sociedad civil aglutinadas en la iniciativa 10xlaEducación.
Los amagos de AMLO son catalogados como injustos y descomedidos por el establishment. Para el Imco, por ejemplo, resulta inaceptable que Luisa María Alcalde —una de las voceras de Morena, perfilada como secretaria del Trabajo— defendiera la potestad de los militantes de la CNTE para suspender clases y tomar calles en defensa de sus derechos laborales y desdeñara el sagrado derecho a la educación que deben gozar niños y jóvenes en todo el país.
Hasta ahora, la tutela del legado peñista —a cargo del PRI y de José Antonio Meade Kuribreña— ha resultado fallida ante su falta de contenido y una terrible dispersión argumentativa. López, ha repetido Enrique Ochoa Reza hasta el cansancio, representa un salto al precipicio. López quiere convertir a México en Venezuela y replicar la Revolución Bolivariana…
A diferencia del 2006, AMLO no ha denigrado al Ejecutivo federal —“¡Cállate, chachalaca!”, demandó a Vicente Fox— ni ha mandado al diablo a las instituciones. Aquella vez, los estrategas gubernamentales dieron golpe de timón a los comunicadores de la campaña calderonista —que optaron por jactarse de las “manos limpias” y del amor por México del abanderado blanquiazul— y optaron por una línea de “ataque frontal”.
AMLO había emprendido la construcción del distribuidor vial de San Antonio y una de sus principales promesas era garantizar una pensión digna a la clase trabajadora. ¿Con qué recursos lo haría, acaso endeudando al país? Y la deuda —según mostraron los estudios de opinión— para los mexicanos genera crisis. Y si AMLO quería hipotecar al país era un peligro para México.
El equipo creativo de esa campaña negativa estuvo encabezado por el consultor estadounidense Dick Morris y los spots fueron producidos por el publicista español Antonio Sola. Ese contraste contó con el refuerzo de una intensa pauta con mensajes sufragados por el Consejo Coordinador Empresarial, las OSC Sociedad en Movimiento y Ármate de Valor y empresas privadas —Jumex y Sabritas, entre ellas— emitida en los principales canales de la televisión nacional.
La guerra sucia del 2006 fue posible gracias a las lagunas existentes en la legislación electoral. Para la siguiente elección, el modelo de comunicación política había dado un vuelco dramático: el INE quedaría como la única instancia facultada para contratar con los medios electrónicos.
Esta vez, la ofensiva de las élites contra AMLO habría comenzado con el desplegado publicado antier por 21 OSC, buscaron plantarle cara al abanderado presidencial de Morena, aunque sin aludirlo directamente. Este tardío posicionamiento —vino tres semanas después de la declaración de AMLO a los comentaristas de Milenio TV sobre su desconfianza a la sociedad civil— resulta un tanto contradictorio, pues al tiempo que activaron a sus voceros para condenar públicamente el desdén del presidenciable de izquierda, insisten en invitarlo a la Cumbre Ciudadana, a suscribir el Pacto por la Primera Infancia y a la pasarela de presidenciables que organiza Marinela Servitje.
Pronto quedarán disipadas las dudas, pues en ciernes está una pauta en medios de las OSC dedicadas a promover la educación de calidad, para reprobar al candidato que está contra la reforma peñista.
EFECTOS SECUNDARIOS
ESTANCADOS. Las investigaciones en torno a las recetas apócrifas en el Instituto de Pensiones de Jalisco no avanzan a pesar de las evidentes irregularidades que se encontraron en la auditoría practicada a la empresa ABISALUD. El juez 16° de Control y Juicio Oral del Primer Distrito, Roberto Carlos Ramos Coronado, tendrá que deslindar responsabilidades en breve. El secretario de Gobierno, Roberto López Lara, advirtió recientemente que en la entidad “no habrá año Hidalgo” y que en este caso se actuará con todo, contra quien sea. ¿Nombres? Carlos Lomelí Bolaños, candidato de Morena a la gubernatura, ya que se le relaciona con esa firma farmacéutica a través de su ex secretario particular y operador de campaña, José Hiram Torres Salcedo.
¿FUEGO AMIGO? El expresidente del PRI en el Estado de México, Ricardo Aguilar Castillo, afronta una embestida mediática, pero también serios cuestionamientos de sus correligionarios. Y es que el también exsubsecretario de Competitividad de Sagarpa, junto con su primo Edgar Castillo Martínez, diputado federal y líder estatal de la CNC, están encargados de la operación electoral en una región que va desde Acambay hasta Jilotepec, un corredor de una docena de municipios donde presuntamente hay una reserva de votos verdes que están comprometidos para José Antonio Meade y César Camacho Quiroz. ¿Podrán?