Esa corporación texana especializada en almacenar y transportar gas natural ha anunciado al mercado del desarrollo de al menos media docena de megaobras en territorio mexicano y la firma de convenios de trabajo con autoridades locales, sindicatos y firmas constructoras
En plena contingencia sanitaria, hace tres meses, nació la Agencia de Energía de Puebla, con el hándicap de cumplir la promesa hecha por Luis Miguel Gerónimo Barbosa tras de asumir la gubernatura, de generar una inversión en el ramo de 40,000 millones de pesos a lo largo de su quinquenio.
Y apenas el pasado 11 de junio –justo un mes después de la instalación de esa paraestatal– surgió su primer proyecto de infraestructura: un ducto de 50 kilómetros para conectar a la estación de compresión de Petróleos Mexicanos de San Martín Texmelucan, con las factorías de un nuevo parque industrial en las faldas del volcán Popocatépetl, en Izúcar de Matamoros, que será construido por Mirage Energy, tras de comprometer una inversión de 300 millones de dólares y descuentos hasta de 50% sobre los precios actuales de gas natural, convencieron a las autoridades morenistas de avalar su plan.
A lo largo del año, esa corporación texana especializada en almacenar y transportar gas natural ha anunciado al mercado del desarrollo de al menos media docena de megaobras en territorio mexicano y la firma de convenios de trabajo con autoridades locales, sindicatos y firmas constructoras.
De acuerdo con los registros de la Security ad Exchange Commission de Estados Unidos, los directivos de la empresa informaron que actualmente desarrollan una terminal en el noreste de México, que recibirá la materia prima por gasoducto desde Estados Unidos, para su posterior distribución.
Su principal interés es construir un gasoducto que atravesaría al Istmo de Tehuantepec, para el que destinarían 2,000 millones de dólares, asociados con la firma Northern Hemisphere Logistics. Entre Pajaritos, en el Golfo de México, hasta Salina Cruz –de acuerdo a la información puesta a disposición de los inversionistas– la conexión acortaría hasta 36 días en el trayecto de los súper petroleros que irían al sureste asiático.
La ampliación de Coatzacoalcos y Salina Cruz, y la construcción del puerto petrolero-comercial más profundo de América Latina, en las costas oaxaqueñas, son los puntales del Corredor Interoceánico, único programa de desarrollo regional contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo 2020-2024, sustentado por el Gobierno de la República. En la planeación de esa infraestructura y el desarrollo de los parques industriales se contó con la participación del gobierno oaxaqueño y la asesoría de las autoridades de Singapur.
La conexión entre las refinerías Dos Bocas y Salina Cruz para exportar naftas era uno de los objetivos de Petróleos Mexicanos. Y la rehabilitación de la vía de ferrocarril en el Istmo sería la principal plataforma logística. Nada se sabía del gasoducto inteoceánico, hasta que comenzaron a darse los anuncios de Mirage Energy. ¿El más reciente? La incorporación de Horacio Zárate como su representante en México.
Más allá de Puebla y Veracruz, poco se sabe de Mirage Energy y Zárate, quien preside el Consejo Nacional de Energía y Petroquímica, y acaba de ser reclutado con la misión de impulsar el gasoducto interoceánico.
Hace 14 meses, Mirage Energy anunció la firma de un acuerdo de interconexión con Whitewater Whistler. La confluencia ocurriría en Agua Dulce/Banquette, un hub de la industria petroquímica en el sur de Texas. Allí correría un nuevo gasoducto de 42 pulgadas a la Estación #19 del Sistrangas, vía Los Ramones, y una interconexión a la línea San Fernando/Cactus, que llevaría el producto hasta Nuevo Pemex, en la península de Yucatán.
En la cuenca de Burgos, en territorio tamaulipeco, Mirage Energy y sus socios planean construir la primera planta de almacenamiento de gas natural subterránea en México que con el paso del tiempo se convertiría en el complejo procesador más grande en América del Norte, con capacidad de almacenar 786 BCF de gas natural. Un activo estratégico para el país, promocionan, pues garantizaría un suministro de seis meses de ese hidrocarburo, en caso de que las otras líneas de suministro se cayeran.
El corredor interoceánico conectaría al Puerto de Pajaritos en el lado del Golfo de México con Salina Cruz en el lado del Pacífico. La información divulgada por Mirage Energy perfila también la construcción de un oleoducto de crudo bidireccional de 30 y 48 pulgadas a través del Istmo de Tehuantepec de México. Hasta ahora, nada han confirmado ni la Comisión Reguladora de Energía ni CENAGAS.
Efectos secundarios
TEMPESTADES. Fuera del Tren Maya, pero interesados en otras obras del Programa Nacional de Infraestructura, los nuevos dueños de OHL han apostado por Tomás Ruiz González para retomar el camino. Ruiz González, exdirector de Banobras y la Lotería Nacional, buscó la gubernatura de Veracruz, sin éxito. Sus malquerientes –que no son pocos– ahora quieren revivir las polémicas que lo rodearon como secretario de Finanzas y de Infraestructura en Veracruz, desvió más de 1,000 millones de pesos de recursos federales. Pero reconocen su astucia e ingenio para estrategias financieras. OHL apuesta por relanzar la división de concesiones a nivel internacional y recuperar los proyectos en México, donde después de los escándalos del sexenio peñista, opera con bajo perfil bajo una de sus filiales que se llama Constructora de Proyectos Viales de México. La culminación del tramo uno del Tren México-Toluca es su única alternativa de regresar a las grandes ligas.