A pesar de la dramática situación y deserciones que enfrenta, el presidente Trump inició en Pensilvania, un recorrido por el país, para contrarrestar el efecto de la carestía de la vida, argumentando que “la economía está en su mejor momento” y que los argumentos del alto costo de la vida, que viven en carne propia, “son sólo invenciones demócratas”
Cuando Donald Trump dijo confiado que, “bien podría disparar contra un hombre, a plena luz del día, sin perder seguidor alguno”, ¡seguramente se equivocó!

O quizás subestimó el devastador impacto de sus acciones en más de 24 millones de estadounidenses, -entre ellos ilusos Latinos- que -a ciegas- le permitieron regresar a la Casa Blanca, con una realidad de deserciones y desaprobación, que desmienten el mito de su “magia” para distraer y engañar y amenazan con dar la espalda a los Republicanos en la elección intermedia del año próximo.

El exhausto y distraído mandatario, enfrenta una desaprobación superior al 58% de votantes, de los que 94% son demócratas, 64% independientes y 14% republicanos, decepcionados por el incumplimiento de sus promesas, que los tienen enfrentando el incremento de más de un 3% del costo al consumidor y crecientes fracasos de política interna y externa, que parece evadir dormitando en reuniones del gabinete y eventos.

Renuente a permitir la difusión de los escandalosos archivos de Jeffrey Epstein, su amigo y alma gemela por más de 15 años, a pesar de haber sido forzado a firmar la ley que le envió el Congreso, temeroso de nuevas revelaciones sobre el pasado de su esposa Melania, a quien conoció en el círculo de Epstein, como confirman miles y miles de fotografías, emails y videos; evitando seguir la ley al pie de la letra y no lucrar con su cargo, para obtener contratos multimillonarios que no consiguió en toda su vida; en lugar de promover la paz y defender la democracia en Ucrania, frenar los abusos de Israel contra los Palestinos, Trump comienza a quedar solo, como su América First.

El apoyo que lo regresó a la Casa Blanca, tras la marea azul que lo impidió en 2020, comienza a esfumarse con el despertar republicano, sobre graves errores que propician el creciente distanciamiento de conservadores, de la Casa Blanca, cuestionando y disintiendo de la distracción de obsesiones personales, como la orden a la Procuradora General Pamela Bondi, de procesar y vengarse de sus detractores.

O la destrucción del Ala Este de la Casa Blanca, para levantar un enorme “salón de fiestas” que lleve su nombre, levantar un “Arco de Trump,” autorizar tarjetas migratorias con su foto, en lugar del sello oficial o instalarse como presidente del Centro Kennedy para las Artes, al que quiere incluir su nombre así como su obsesión y la brutalidad de ICE contra indefensos inmigrantes que no oponen resistencia.

Solo la semana pasada, 12 republicanos votaron con Demócratas, para renovar créditos de impuestos en ObamaCare que expiran con el año, para evitar que sus representados queden sin seguro médico, de la misma forma en que ignorando sus órdenes, votaron para aprobar una ley que obliga al Departamento de Justicia a abrir públicamente los archivos de Epstein, de los que se difundieron nuevas fotografías explosivas de Trump con jovencitas y otras mayores o, de nuevo, fotos del presidente y su esposa, con Epstein, mensajes electrónicos y fotos de las habitaciones de la isla de Epstein.

Legisladores demócratas informaron que en los archivos también aparecen personas no identificadas, en relaciones sexuales, que no fueron difundidas.
De acuerdo a recientes encuestas, 76% de votantes exige al Congreso extender los créditos en impuestos de ObamaCare, aun cuando continúe el cierre del gobierno, contra 23% que pide se eliminen. 94% de ellos son Demócratas, 76% votantes independientes y 57% integrantes de MAGA.

Republicanos de Indiana, rechazaron la redistribución de distritos electorales propuesta por Trump, mientras el Senado y Cámara de Representantes, aumentaron la presión para destituir a Peter Hegseth, Secretario de Defensa, al que exigen mostrar videos inéditos de los ataques, así como evidencia de que llevaban drogas y el presunto destino de 21 embarcaciones venezolanas destruidas con misiles, que dejaron al menos 80 muertos, aclarando que no es el presidente, sino el Congreso, quien tiene la facilidad constitucional para declarar guerras.
Todo parece indicar que, ante la creciente posibilidad de que las órdenes de Hegseth hayan llegado a la comisión de un crimen de guerra, ordenando rematar a sobrevivientes, el Pentágono parece haber reducido los ataques.

La rebeldía republicana comenzó cuando John Thune, líder republicano del Senado rechazó eliminar el recurso de filibustero, para cambiarlo por la mayoría simple como exigía Trump, para que las iniciativas se aprobaran por mayoría simple, y siguió cuando la Cámara de Representantes aprobó por 434 votos la ley para difundir los archivos de Epstein, ignorando exigencias de Trump, quien, perdido, “recomendó” votar a favor.
Ahora, más de 20 republicanos se unieron a los demócratas para aprobar una iniciativa de ley, que restituye el derecho de negociación a cientos de miles de empleados federales, derogando una Orden Ejecutiva de Trump, para eliminar arbitrariamente ese derecho y despedir a quien quisiera, en una de tantas órdenes tan abusivas, que no pueden ser ignoradas.
Esto ocurre luego que los demócratas arrasaron en elecciones estatales, arrebatando a los republicanos la gubernatura de Virginia, conservando la de New Jersey, y legislaturas, y más recientemente, triunfando en alcaldías de Miami y triunfando en elecciones especiales para el Congreso.

Por si fuera poco, un Juez de Wisconsin permitió continuar con un juicio contra el presidente Trump por fraude electoral, considerando que “existe suficiente evidencia” para proceder a un juicio, por el uso de boletas de “delegados estatales alternos,” en la elección presidencial de 2020, que Trump argumentó, “le fue robada”.
Jim Troupis, Mike Roman y Ken Chesboro, todos excolaboradores de Trump, comparecieron en esa misma corte.
La última encuesta de El Economista y YouGov, revela que 56% de votantes, cree que el presidente Trump -con apoyo de sus hijos- abusa de la oficina para enriquecerse, contra 32% que no. 56% ve que usa el Departamento de Justicia para ir detrás de sus enemigos, contra un 24% que no. Y que su popularidad de 49.8% en 2024, se ha pulverizado a menos de 31%.
Otros reportes difundidos en Washington, señalan cómo el presidente Trump -haciendo a un lado los métodos tradicionales de la política exterior- nominó a integrantes de su familia como a Jared Kushner, su yerno, como enviado para Medio Oriente y Rusia, a su consuegro Charles Kushner, como Embajador en Francia y Mónaco, a su consuegro Massad Boulos, suegro de su hija Tiffany, (consignado por actuar como agente de los Emiratos Árabes Unidos y luego perdonado) como “asesor” del Departamento de Estado para África, o a Tom Barrack, quien colaboró en su comité de Campaña, como Embajador en Turquía.

Otra encuesta de AP/NORC y Gallup, revela que hasta el 25% de quienes votaron por él, cambiaron su forma de pensar y no le apoyarán más, que ayudarán a una cada día más inminente derrota republicana en las elecciones intermedias de noviembre de 2026, que prácticamente marcarían el fin de la gestión de Trump.
A pesar de la dramática situación y deserciones que enfrenta, el presidente Trump inició en Pensilvania, un recorrido por el país, para contrarrestar el efecto de la carestía de la vida, argumentando que “la economía está en su mejor momento” y que los argumentos del alto costo de la vida, que viven en carne propia, “son sólo invenciones demócratas”.
