Eduardo Cervantes, ya que fue removido de su cargo por la alta cúpula guinda por atreverse a hacer una crítica que incomodó y ofendió a varios morenistas que se sienten los dueños de la verdad absoluta
* Eduardo Cervantes auguró que Morena perdería 4 alcaldías en la CDMX en 2027 y lo echaron
* La alta cúpula guinda es la verdadera dueña del partido obradorista y no le gusta la autocrítica
* Las verdades les duelen y les incomodan; si vienen de alguien de adentro enfurecen
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CENSURA Y VETO.- Al interior del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) andan a la greña. Y el botón de muestra más nítido lo podemos tomar del más reciente escándalo que protagonizó quien fuera hasta hace unos días el presidente morenista en la Ciudad de México, Eduardo Cervantes, ya que fue removido de su cargo por la alta cúpula guinda por atreverse a hacer una crítica que incomodó y ofendió a varios morenistas que se sienten los dueños de la verdad absoluta y, por ende, también se creen co-propietarios de Morena por el simple hecho de usufructuar la cercanía que tienen con el dueño y fundador de este partido que no es un partido: Andrés López Obrador, como ea el caso del dominicano Héctor Díaz Polanco, quien de 2012 a 2020 se desempeñó como el dizque presidente de la Comisión de Honor y Justicia morenista y tras la defenestración de Cervantes pasó a ocupar su lugar en el organigrama de Morena en la CDMX.
VERDADES QUE DUELEN… Y ARDEN.- A grandes rasgos, lo que ocurrió fue lo siguiente: Eduardo Cervantes abrió la boca hace dos domingos durante la “conferencia chilanguera” que Morena realiza todos los fines de semana en el Congreso de la Ciudad de México, pues en un acto de honestidad, mientras informaba sobre el plan de formación de formadores (valga la rebuznancia), vaticinó que el partido guinda corría el riesgo de perder, en las elecciones intermedias de 2027, las alcaldías Azcapotzalco, Álvaro Obregón, Iztacalco y Xochimilco debido a que no se está haciendo el trabajo territorial adecuado. Y, enseguida, ardió Roma, ya que varios de sus compañeros de partido enardecidos pegaron el grito en el cielo por las palabras de hoy exlíder capitalino, quien es nada menos que uno de los artífices de la más reciente victoria morenista en la CDMX (donde ganaron nueve alcaldías). Se enojaron por los comentarios de Cervantes y presionaron para que lo destituyeran de su puesto desde el pasado 4 de septiembre. Y nada más por hacer una autocrítica al interior de su partido. ¿No que en Morena hay democracia y libertad de expresión? Pero la verdad lo que en realidad ocurre en el hoy partido hegemónico de México es que hay morenistas de primera, de segunda y de tercera… El peso específico es distinto para cada uno y también en lo individual ostentan distintos rangos. Como en los ejércitos.
INTOLERANCIA Y MENOSPRECIO.- El vaticinio de Cervantes de perder alcaldías para las próximas elecciones intermedias caló hondo en la cúpula mayor de Morena, encabezada por Luisa Alcalde, pues la aseveración de que “en nuestro partido hay mucha gente que miente, que es corrupta y que no comparte los fundamentos del proyecto de transformación. Creo que el enemigo principal de Morena está dentro de Morena. (…) Hay miembros que no respetan los principios de austeridad y honestidad” y también y denunció la infiltración de la ideología del “viejo régimen” -refiriéndose a priistas, lo cual afecta la estabilidad y los objetivos electorales de partido en el poder- los pintó de cuerpo entero. Y ante este contexto, lo cierto es que no hay modo de aplicar un control de daños, pues estas palabras salieron del ronco pecho de un morenista. La crítica no provino de un panista, un perredista o un priista. Se trata de conceptos vertidos por uno de los suyos. Por lo tanto, no se trata de una crítica, sino de una autocrítica. Por eso les ardió tanto.
EL PEZ POR SU BOCA MUERE.- Bien lo dijo el expresidente López Obrador: “Todos los negocios jugosos llevan el visto bueno del Presidente”. Así que él es el principal artífice del escándalo del huachicol fiscal en el que está involucrada y embarrada la Secretaría de Marina y varios de sus altos mandos. Lo peor del tema es que se llevó entre las patas a una dependencia que era sinónimo de honradez y transparencia.
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