Y encima de eso, López Obrador desestima a esos socios comerciales con su pretendida idea de sustituir importaciones para solo comprar en América
México tiene 14 tratados de libre comercio con 50 países, 30 acuerdos de protección de inversiones y otros nueve pactos comerciales de alcance limitado. Esta es la fotografía de uno de los países más abiertos del mundo al comercio global.
Este país es un modelo exitoso de apertura comercial y no hay espacio para querer revivir las políticas proteccionistas de sustitución de importaciones del México de la postguerra.
La retórica de este régimen, con esos conceptos y términos arcaicos del México de hace 70 años, solo provoca ruidos innecesarios con sus socios comerciales.
López Obrador ha querido llevar a México a un modelo basado en sus personalísimas y limitadas ideas antiguas, pero todo eso que ha pretendido simplemente no pasará.
A López Obrador solo le quedan 20 meses de Presidente, eso dice la Constitución. A su paso solo ha dejado decretos, leyes secundarias que muchas violan la Carta Magna y ni un solo cambio constitucional que realmente haya modificado el país que se ha construido en tantas décadas.
Lo único que por ahora toca cuidar es que no se quebranten las reglas democráticas y las instituciones electorales para garantizar que no sea por la imposición tramposa que se pudiera abrir la puerta al totalitarismo.
Por lo pronto, cuando López Obrador se vaya se tendrá que llevar consigo a su rancho de Palenque su carisma y quien resulte electo tendrá que sustituir la falta de ese encanto con política.
El modelo de sustitución de importaciones que imagina López Obrador fue fraguado en los años 40 del siglo pasado por Manuel Ávila Camacho, consolidado en los años 50 y 60 y fracasado de manera estrepitosa en los años 70.
El agregado lopezobradorista a la sustitución de importaciones es incluir en el encadenamiento industrial a naciones como Venezuela o Argentina, simplemente como parte del sueño bolivariano de los populismos del continente.
Hoy, 83% de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, lo que implica una dependencia casi total con el norte. Esto significa que se desaprovechan muchas de las oportunidades posibles con los otros 48 países con los que hay acuerdos de libre comercio por vivir en esa zona de confort.
Y encima de eso, López Obrador desestima a esos socios comerciales con su pretendida idea de sustituir importaciones para solo comprar en América.
Estados Unidos tiene también pensado su propio modelo de sustitución de importaciones, solo que ellos le llaman nearshorig. Básicamente tiene que ver con su necesidad geopolítica de dejar de depender de China en sus cadenas comerciales.
Por supuesto que es de enorme conveniencia para los planes comerciales y políticos de Estados Unidos el tener cerca y en un país amigo la mayor parte de su proveeduría industrial. Pero eso tiene condiciones básicas para llevarse a cabo, como respeto a las inversiones, disponibilidad de energía limpia y suficiente y tratar con un país regido por la democracia.
Y todo eso tendrá que suceder en el futuro. México no puede desaprovechar esas oportunidades por una visión unipersonal. Solo habrá que darle tiempo.