Dialogamos, dijo el Presidente, pero hay cosas en las que no vamos a ceder y que les interesan a los que se dedican al tráfico de influencias
La respuesta es no. No hay manera de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador modifique la esencia regresiva de su iniciativa constitucional, como tampoco hay posibilidades de que reconsidere la magnitud autoritaria del decretazo que impide cuestionamiento legal alguno a prácticamente cualquier obra que lleve a cabo su administración.
Si se llega a frenar la contrarreforma energética será la oposición en el Congreso y si se echa para atrás el decretazo, será en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No será negociando con los empresarios, así sean éstos los más fuertes del país.
Si Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), salió de la reunión con López Obrador el jueves pasado con el mensaje de un diálogo en torno a la reforma eléctrica, fue más bien como una figura retórica para dejar el mensaje de que ese tema les preocupa a todos.
Y así lo confirmó el propio presidente López Obrador la mañana siguiente en su conferencia. Dialogamos, dijo el Presidente, pero hay cosas en las que no vamos a ceder y que les interesan a los que se dedican al tráfico de influencias.
No hay química entre el régimen y los empresarios, pero al menos algunos de los colaboradores del Presidente le hacen ver que este país no le pertenece a un solo grupo político y que los emprendedores son los que sostienen la economía y el empleo en México.
Muchos de estos empresarios, y ciertamente la mayoría de las grandes empresas del CMN, han visto desfilar muchos presidentes, muchos partidos políticos y muchas decisiones de todo tipo desde la cúpula del poder y saben que el diálogo, aunque sea de sordos, es vital para su supervivencia.
Por eso, cuando terminan estas reuniones tensas y sin avances lo que priva es el silencio de los asistentes y el mensaje de un vocero, que sea además de empresario buen político, para que pueda dar una versión amable y positiva tras este tipo de encuentros.
No hay realmente ningún margen de maniobra para que el actual régimen entienda el tamaño del error que comete en materia energética, como nunca lo hubo para que reconsiderara la pésima decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco.
Lo que cuenta es que un acercamiento entre la 4T y los empresarios dé un margen de distensión en la relación poder político-poder económico y que al menos se intente tender a un equilibrio.
Y de paso que los empresarios logren en estos encuentros leer futuras acciones gubernamentales que los puedan involucrar.
Por ejemplo, en ese encuentro del jueves el Presidente habló de inflación y seguramente bajo la visión de un régimen como el actual, la presión en los precios se controla combatiendo la voracidad de los empresarios conservadores y neoliberales.
Con el antecedente del control de precios del gas LP podría no ser tan descabellado que, si no empieza pronto la convergencia de la tasa inflacionaria hacia la meta estimada, pudieran pensar los populistas en aplicar controles a los precios de más productos.
¿Habrán notado eso los empresarios durante su reunión con el Presidente?