Un ajuste que hoy es predecible tiene que ver en la manera como los bancos centrales reajusten sus políticas monetarias después de su respuesta a las altas tasas inflacionarias
Va a llegar el día en que esos capitales que hoy hacen que algunos mercados emergentes, como el mexicano, tengan recuperaciones importantes, incluido el peso en su relación frente al dólar, habrán de salir y buscar posiciones seguras en los mercados de Estados Unidos.
Podría ser un ajuste paulatino o bien un movimiento brusco si algo provoca que haya pánico financiero y entonces se provoque una estampida, una salida masiva, como ya las hemos visto en muchas ocasiones en el pasado.
El “vuelo a la calidad” agarra parejo a todos los destinos emergentes y el primer impacto habitual suele darse en el tipo de cambio. Después viene una reconsideración más serena, pero hay ocasiones en que esos movimientos financieros bruscos dejan al descubierto muchas fisuras en la estabilidad macroeconómica de esos países emergentes.
Un ajuste que hoy es predecible tiene que ver en la manera como los bancos centrales reajusten sus políticas monetarias después de su respuesta a las altas tasas inflacionarias.
Ya vimos que la economía de Estados Unidos responde con mucha más libertad en sus niveles inflacionarios que la economía mexicana. Empezando porque allá sí se refleja en los consumidores la baja en los precios de los energéticos.
Durante el verano pasado el galón de gasolina regular en aquel país costaba más de 5 dólares, hoy el promedio es de 3.30 dólares por galón y en Texas, donde México compra sus gasolinas, el precio es de 2.90.
Mientras tanto en México el precio promedio de las gasolinas el verano pasado es el mismo que el precio promedio de hoy, porque además de ser un mercado monopolizado, el gran ganador es el fisco que obtiene todo el beneficio de la reducción mundial del precio de los combustibles.
El punto es que esto que hoy se alinea para que México sea un mercado con más inflación y por lo tanto con un mayor premio monetario, y que ha apreciado al peso hasta estos niveles por debajo de los 19 por dólar, puede cambiar si hay un freno económico o si las finanzas públicas empiezan a resentir de forma más clara los altos rendimientos de su deuda.
O bien, el disparo que haga volar a los capitales al refugio del dólar puede venir desde el corazón mismo de esa economía.
Está en el radar de esta semana la fecha fatal en que el gobierno federal estadounidense alcance el techo de deuda que puede tener en los mercados y como depende del Congreso elevar ese nivel, pues los republicanos tienen ahí el sartén por el mango.
En un primer momento vendrían los ajustes internos al gasto, pero los cálculos de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, es que en junio podrían caer en incumplimiento de pagos. Esto no sería solo un problema para los mercados, sería el pánico total.
Festinar que el peso está fuerte es propaganda para aquellos que se conforman con muy poco, el tema para la autoridad monetaria y fiscal es que los fundamentales de la economía estén realmente sanos para poder paliar las consecuencias del día que acabe la fiesta de los dólares en los mercados financieros mexicanos.