Quizá es buen momento para que Gerardo Esquivel y, por qué no, Galia Borja, le echaran un ojo a uno de los indicadores que más le importan a López Obrador, el tipo de cambio
Ya pasaron tres meses desde que una parte de la Junta de Gobierno del Banco de México decidió iniciar un proceso de alza de la tasa de interés interbancaria y a pesar de las evidencias acumuladas que avalan esa decisión, se mantienen las votaciones divididas al momento de mantener ese camino.
Este último trimestre del año viene acompañado de presiones financieras que son el componente que le faltaba a este dispar proceso de recuperación de la economía global y a la incertidumbre de todo el 2021 de poder salir o no ya de la pandemia.
La inflación que desde el propio banco central mexicano veían algunos como meramente temporal en la primavera, se mantiene en torno a 6%, en su medición general, y hay la expectativa de que los cuellos de botella en la proveeduría y la logística de muchos sectores industriales puedan evitar un pronto regreso a la estabilidad de precios.
La unanimidad no es obligatoria, siempre manda un mensaje más contundente y ayer, otra vez, se dividió el voto de la Junta de Gobierno del Banco de México al momento de determinar otro incremento de 25 puntos base en la tasa interbancaria de referencia, hasta 4.75 por ciento.
Ahora fueron cuatro votos a favor del incremento y, otra vez, por tercera ocasión consecutiva, se registró el voto en contra de Gerardo Esquivel, sin duda, el subgobernador más cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Quizá es buen momento para que Gerardo Esquivel y, por qué no, Galia Borja, le echaran un ojo a uno de los indicadores que más le importan a López Obrador, el tipo de cambio.
No debería ser una prioridad en cuánto se cambia el peso frente al dólar para el jefe del Estado mexicano porque ese canje depende de muchos factores que no están en control del titular del poder Ejecutivo, pero fiel al modelo económico del siglo pasado que sigue la 4T, la paridad cambiaria se mantiene como un indicador de éxito o fracaso político.
En fin, que hace 15 días y durante prácticamente todo el año, se necesitaban menos de 20 pesos por un dólar. Sólo hubo un par de episodios a lo largo de este 2021, marzo y junio, cuando se alteró el mercado cambiario y tuvimos cotizaciones temporales por arriba de los niveles actuales.
Pero ahora, a diferencia de esos shocks provocados por las especulaciones en torno a la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, hay diferentes focos amarillos que se conjuntan para que la actual aversión al riesgo se mantenga por más tiempo.
Pero mientras el peso reta niveles técnicos para seguirse hasta los 21 por dólar, encuentra cierta paz en el nivel actual de la tasa de interés.
Mientras tanto, el ritmo de recuperación de la economía este año será superior a lo estimado y eso debería relajar un poco a los banqueros centrales de la 4T que creen que los incrementos en las tasas estorban esa recuperación.
En fin, ellos juegan sus cartas y toman sus decisiones. Como sea hasta ahora parece que la razón la tiene la mayoría que mantiene hoy la tasa de interés en 4.75 por ciento.