La apertura a la información ha tenido una evolución desde entonces, incluso en contra de la voluntad del oficialismo. Los datos son más públicos y accesibles, y muchos medios ejercen la libertad de expresión
Una de las críticas a los analistas económicos de mediados de los años 90 del siglo pasado fue que la crisis financiera que desembocó en la quiebra del sistema bancario se gestó frente a sus ojos, con un mundo de evidencias y no advirtieron nada.
Claro que a toro pasado fue fácil identificar dónde estuvieron los detonantes que generaron esa crisis de finales de 1994. Sin embargo, en su momento era difícil para muchos interesados en los temas macroeconómicos encontrar espacios para emitir opiniones en contra del manejo del país de Carlos Salinas de Gortari.
La apertura a la información ha tenido una evolución desde entonces, incluso en contra de la voluntad del oficialismo. Los datos son más públicos y accesibles, y muchos medios ejercen la libertad de expresión.
Sin embargo, no es fácil que en tiempos como los actuales pueda ser de gran difusión algunos datos, como, por ejemplo, que este gobierno tenga ahora mismo en ejecución un gasto público desmedido que aumentará los desequilibrios fiscales y la deuda pública.
Las finanzas públicas hoy cargan, además, con enormes transferencias presupuestales a Petróleos Mexicanos que resultarán insostenibles en poco tiempo. Con todo, López Obrador abre otro boquete adicional a las cuentas nacionales para surtir su ocurrencia electoral del momento, las Pensiones del Bienestar. Todo, sin que haya una alerta ciudadana.
¿Se está gestando una crisis? Dependerá de la respuesta de la siguiente administración. Si mantiene ese ritmo de gasto y sin aumentar los ingresos, sí.
Pero hay otras crisis que se han gestado en este mismo gobierno, que han dejado consecuencias más graves que una devaluación o una recesión, que tiene evidencias suficientes de la negligencia del régimen actual, y no pasa nada.
Los resultados del informe de la Comisión Independiente sobre la pandemia de Covid-19 en México comprueban lo que todos sabemos, este país pasó por uno de los peores momentos de su historia y pudo haber sido evitable un impacto tan profundo.
800,000 muertes en exceso, cuatro de cada 10 muertes atribuibles a la mala gestión gubernamental, 4,843 profesionales de la salud muertos por Covid-19 en un país donde se negaron las vacunas al personal de salud del sector privado.
Decisiones erróneas del gobierno federal que provocaron 215,000 niños huérfanos y que 95% de los enfermos murieran en soledad.
México fue el país de América Latina que menos recursos gastó en apoyar a su población en plena pandemia y como consecuencia, una caída del Producto Interno Bruto de -8.5% que se recuperó hasta el 2023.
Esa austeridad republicana, casi franciscana, que argumentaba López Obrador para no ayudar a la gente que perdió empleo y negocios, no tiene nada que ver con la forma desmedida en que hoy se gasta, porque hay elecciones en menos de un mes.
Toda esa información de la crisis de salud de la pandemia y de la crisis económico-financiera que se puede generar en los años por venir está frente a los ojos de todos, aunque no todos tengan acceso a ella o quizá no la entiendan.
Por eso, cuando López Obrador se entera de este informe de la pandemia de Covid-19, después de los acostumbrados insultos a sus autores, lo que sigue es que le manda un abrazo a Hugo López-Gatell.