En fin, datos inflacionarios que todavía no pueden dar la razón a los optimistas de los mercados que ayer tuvieron que corregir hacia la cruda realidad de una inflación que no se ha podido domar
Los precios de las gasolinas son muy importantes en el comportamiento de la inflación de Estados Unidos, pero ayer los mercados se enfrentaron a la realidad de que el aumento de los precios va mucho más allá de estos combustibles.
La primera apariencia de la inflación de Estados Unidos del pasado mes de agosto era que efectivamente se empezaba a controlar. La medición general de precios del mes pasado fue de 8.3% en términos anuales, menos que 8.5% de julio y mucho menos que 9.1% de junio.
En esa fachada de un buen resultado, las gasolinas ya acumulaban una baja de 8% en julio y de 10% en agosto.
Hasta ahí todo pintaba bien, en apariencia. De hecho, con estos niveles Estados Unidos ya tiene una inflación más baja que México y con precios de las gasolinas mucho más baratos que en nuestro país, en sentido contrario de lo que presumía hasta hace poco el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La realidad es que detrás de un aparente buen dato de inflación general quedó la evidencia de que ese nivel inflacionario alto durante tanto tiempo ya causó daños en el siguiente nivel de formación de precios.
Lo que escuchan en los mercados neoyorquinos de los analistas que habitualmente consultan es que hoy 70% de los precios del Consumer Price Index (el índice de precios al consumidor) tiene un incremento de más de 4% anualizado mes a mes.
Y lo que acaba de confirmar que las noticias no son buenas, más allá del elevado incremento que tuvieron los precios de los alimentos, es que la inflación que está en el corazón, la que conocemos como inflación subyacente, subió de 5.9 a 6.3% anual.
La noticia es mala, porque la Reserva Federal (Fed) tiene que hacer mucho más para regresar la inflación al carril deseado de 2% de inflación general anual, pero la reacción de los mercados hace las cosas mucho peores.
Pecando de optimistas, la expectativa era que se mantuviera la desaceleración inflacionaria para que la Fed moderara sus incrementos de la tasa interbancaria. Por lo tanto, las apuestas se dirigieron hacia allá.
Como la inflación no se comportó como suponían los mercados, la corrección de ayer fue radical y por lo tanto vimos un día rojo de movimientos bruscos.
La próxima semana es la reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed y, otra vez, tres de cada cuatro participantes del mercado esperan un incremento de 75 puntos base en la tasa referente.
Eso acabaría por dar la razón en México a los banqueros centrales que se muestran más renuentes a bajar el paso del endurecimiento de la política monetaria.
No es solo seguir los pasos de la Fed, como ya se quejan algunos, es la realidad que la inflación general en México no logró tocar un techo el mes pasado y que la inflación subyacente mantiene una trayectoria ascendente ininterrumpida.