En las siguientes decisiones, la Junta de Gobierno tiene la intención de seguir aumentando la tasa de referencia y valorará actuar con la misma contundencia en caso de que se requiera
La inflación está en boca de todos. Y no es para menos cuando el acelerado incremento de los precios afecta lo mismo un presupuesto familiar que a los mercados financieros que las finanzas de las economías mundiales.
Si la inflación fuera un problema local habría afectaciones en indicadores como el tipo de cambio.Pero si el incremento de los precios es global, implica que de esa magnitud tienen que ser las medidas para ponerle un freno al ritmo de aumento de los precios.
Las causas iniciales de esta burbuja inflacionaria no están solucionadas. Puede ser que se hayan destrabado algunos cuellos de botella en la proveeduría y la logística industrial, pero Rusia sigue metida en Ucrania y los efectos en energéticos y alimentos se mantienen y se agravan.
La combinación de precios altos en esos dos ejes, alimentos y energía, junto con las medidas monetarias que ahora se aceleran para frenar los incrementos de segundo orden parece que hacen inevitable que la medicina antiinflacionaria sea la desaceleración económica, quizá hasta niveles recesivos.
Eso va a ser un problema en el futuro, más en un país como México que depende tanto del país que es epicentro de la política monetaria de occidente y con niveles tan bajos de inversión pública y privada que condicionan el crecimiento y la productividad.
Pero si el paciente económico que está en la Unidad de Cuidados Intensivos llegó por la gravedad de la inflación, pues hay que atender ahora esa emergencia y después ya se buscará un reequilibrio de las tasas de interés y el crecimiento.
Si la inflación es un tema de interés general, hay más atención a las decisiones de política monetaria del Banco de México, lo que hace y deja de hacer se nota ya en los mercados financieros, porque ahora no sólo tiene que atender las mediciones inflacionarias del Inegi sino las decisiones que tome la Reserva Federal de Estados Unidos.
Así, la Junta de Gobierno del Banco de México necesita tanto efectividad como credibilidad en sus decisiones, no sólo porque siguen subiendo los precios de los alimentos y otras materias primas, sino por el incremento en los precios relativos.
El reporte inflacionario de la primera quincena de este mes de junio muestra que no ceden las presiones inflacionarias, el índice general está en 7.88%, la inflación más volátil en 9.13% y los productos agropecuarios en 14.31 por ciento.
Pero en términos de frenar los contagios hacia el resto de los precios, el dato más alarmante es que el índice del corazón inflacionario, la inflación subyacente, subió más que la inflación general en la quincena pasada hasta 7.47% en términos anuales.
Por lo que el incremento en la tasa de interés interbancaria del Banco de México de ayer de 75 puntos base, hasta un nivel de 7.75%, no fue la sorpresa. Lo que llamó la atención de los mercados es que esta determinación fue presentada como un monolito, sin dejar claro el marcador en la votación y con un claro sesgo restrictivo.
En las siguientes decisiones, dice el anuncio de política monetaria, la Junta de Gobierno tiene la intención de seguir aumentando la tasa de referencia y valorará actuar con la misma contundencia en caso de que se requiera.
Contundencia
Nuevos aumentos
En las siguientes decisiones, la Junta de Gobierno tiene la intención de seguir aumentando la tasa de referencia y valorará actuar con la misma contundencia en caso de que se requiera.
Vigilancia
La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación.
Unanimidad
Con la presencia de todos sus miembros y por unanimidad, se decidió incrementar en 75 puntos base el objetivo para la tasa de interés de referencia a un nivel de 7.75 por ciento.