Es aquí donde se puede generar un ruido innecesario desde Palacio Nacional, porque una visión simplista se preguntará para qué subir tanto la tasa de interés si ya “hemos bajado la inflación”, como dijo López Obrador
Qué bueno que el Presidente está tan contento con el resultado del Índice Nacional de Precios al Consumidor de la primera quincena de este mes de octubre.
Es positivo que López Obrador esté complacido porque eso hace que tenga menos tentaciones de tomar medidas arbitrarias y populistas como establecer controles de precios.
Ya ha tomado algunas determinaciones que habrá que ver si no resultan contraproducentes, como la apertura sin controles a las importaciones de alimentos.
Lo malo es que, si desde su perspectiva ya triunfó la lucha contra la inflación, podría no estar lejos el día que empiece a presionar al Banco de México para que no suba más la tasa de interés.
“Hemos logrado bajar la inflación”, dijo Andrés Manuel López Obrador después de conocer 0.44% de la quincena pasada y 8.53% anual del INPC.
La fotografía de la inflación general marca, efectivamente, que se habría logrado un techo en septiembre pasado. Sin embargo, todavía está lejos que el comportamiento de los precios en la economía mexicana permita cantar victoria.
La primera quincena de octubre suele ser de alta inflación general porque implica el final de las tarifas preferenciales de electricidad para algunas entidades del norte del país. Y así se nota en las mediciones del 2020 y 2021 que resultaron superiores al dato de este año justamente por ese fuerte incremento en el costo de la luz.
Ahora, la inflación que realmente debe tomarse en cuenta para poder anticipar el comportamiento futuro de los precios es la inflación subyacente y ahí no hay buenas noticias todavía.
Este indicador de la inflación que permite ver el corazón de los precios muestra un aumento quincenal sin precedentes y mantiene una trayectoria ascendente en términos anuales hasta 8.39 por ciento.
Esta trayectoria es una garantía de que la Junta de Gobierno del Banco de México cumplirá con su palabra de ser intransigentes con la alta inflación y que viene un nuevo aumento sustancial a la tasa interbancaria.
Es aquí donde se puede generar un ruido innecesario desde Palacio Nacional, porque una visión simplista se preguntará para qué subir tanto la tasa de interés si ya “hemos bajado la inflación”, como dijo López Obrador.
En un mundo de instituciones sólidas, el banco central podría tomarse la molestia de explicarle al jefe del Ejecutivo esas diferencias en los indicadores inflacionarios, pero en un país donde sus instituciones son apabulladas por la visión autocrática del Presidente, podría generar turbulencias innecesarias en los mercados.
No parece que al Presidente le convenga meterse mucho en los detalles de la inflación, porque, así como presume el bajo incremento de los combustibles debido a los más de 300,000 millones de pesos que se han dejado de recaudar por concepto del impuesto especial, así podrían convertirse en tema de discusión los precios de los alimentos que tienen una inflación anual entre 15 y 16 por ciento.
Así que, una referencia así, aislada del Presidente cada 15 días que sale el dato inflacionario del Inegi, está muy bien para que los que saben del tema trabajen en su contención sin presiones políticas adicionales.
La inflación que realmente debe tomarse en cuenta para poder anticipar el comportamiento futuro de los precios es la inflación subyacente y ahí no hay buenas noticias todavía.