No puede pasar desapercibido de la divulgación un reporte tan dramático, como tampoco debe quedar fuera de la reacción y acción de los gobiernos
Empezamos esta semana con dos notas de trascendencia global. Una muy comentada en los medios de comunicación fue la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y la otra, que no alcanzó el mismo nivel de divulgación, fue el más reciente reporte sobre el cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas.
El reporte es dramático porque no habla de una posibilidad, habla de una realidad. Hoy ya no es posible revertir el aumento de las temperaturas del planeta durante los próximos 30 años y que eso tendrá efectos devastadores para la humanidad, por el aumento de sequías e inundaciones. Pero no fue un asunto que mereciera la atención de la opinión pública.
Pasó de noche un reporte que indica que durante los próximos 20 años la temperatura del planeta habrá de elevarse 1.5 grados centígrados más, con algunos picos de calor superiores a los dos grados.
Y no se trata sólo de que “haga más calor”, son todos esos cambios en los ciclos del agua, en la elevación de los niveles de los océanos por el deshielo ártico, el cambio en los temporales agrícolas, en las lluvias torrenciales en algunas partes y la ausencia de agua en otras.
El título de uno de los apartados del informe de la ONU es contundente: Las inundaciones del siglo serán las inundaciones del año. Porque ese cambio en los ciclos del agua implicará que algunas zonas tengas lluvias más intensas, por lo tanto, inundaciones. Mientras que otras partes del planeta tendrán sequías no antes vistas, ahí se inscribe México.
No puede pasar desapercibido de la divulgación un reporte tan dramático, como tampoco debe quedar fuera de la reacción y acción de los gobiernos.
Es lamentable ver cómo nuestro país ha emprendido un camino en sentido contrario de esta realidad y ahora hay un privilegio por el consumo de combustibles fósiles como el carbón, el combustóleo, el petróleo y se desalientan y castigan las inversiones en energías limpias.
De acuerdo con el Indicador de Acción Climática (CAT, por su sigla en inglés) México ha empeorado significativamente sus emisiones y no sólo no fue incapaz de cumplir con sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés) del Acuerdo de Paris, sino que ha empeorado sus proyecciones hacia el 2030 por ese cambio en la política energética del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Esto implica, de acuerdo con el CAT, que México es ahora uno de los países más inconsistentes para alcanzar las metas del Acuerdo de Paris y con ello se califica su esfuerzo como insuficiente. México, pues, está camino a reprobar.
Es un hecho que no habrá un cambio repentino en la mentalidad antiecológica de las políticas energéticas de la 4T. Si llegara a darse un cambio en pro del medio ambiente, tendría que ser por presiones externas.
Así como Estados Unidos presionó para cambiar la política migratoria mexicana, así podría suceder con la política ambiental.
Sí, Estados Unidos es hoy uno de los países más contaminantes del mundo, pero de acuerdo con el CAT, mejorará su condición hacia el 2030 y seguro que los demócratas querrán hacerse acompañar de sus vecinos en esa meta que parece intransigente para Joe Biden.