Pero en lo que llegan los juicios y las sentencias a todos los implicados, porque así tiene que ser, ¿no?, hay que atender una larga lista de problemas que se siguen acumulando en México
Alguien debería explicar a la 4T que aquella expresión de pan y circo no se refiere a tener que embarrar por todos lados al Partido Acción Naciona, sino que al espectáculo se le tiene que aderezar con lo mínimo que necesitan millones de personas que sienten los estragos de las crisis, sanitaria, económica y de seguridad.
Está muy entretenido el circo de las filtraciones. La ensalada de acusaciones a los más emblemáticos opositores de López Obrador, todos incluidos en la supuesta denuncia de Emilio Lozoya, adelanta muchas horas de un inmejorable contenido político electoral.
Pero en lo que llegan los juicios y las sentencias a todos los implicados, porque así tiene que ser, ¿no?, hay que atender una larga lista de problemas que se siguen acumulando en México.
Este fin de semana se alcanzará la cifra muy catastrófica de las 60,000 muertes por Covid-19 y la próxima semana tendremos el dato definitivo del Producto Interno Bruto al cierre del segundo trimestre del año que nos habrá de confirmar la mayor caída en la historia económica moderna de México.
No hubo programas de apoyo económico emergente para los trabajadores, menos para las empresas, durante los meses más complicados del confinamiento. Ojalá el gobierno mexicano no esté pensando en hacer lo mismo que los republicanos de Donald Trump de aplicar sus planes emergentes de apoyo ciudadano cuando las elecciones estén cerca.
Pero lo que sí hubo fue un plan extraordinario de la banca para posponer los pagos de sus acreditados afectados por la pandemia y el parón económico.
Y fue sin regalar nada, porque no se condonaron ni capital ni intereses, pero sí se suspendieron los pagos durante varios meses, lo que ayudó a la liquidez de millones de acreditados. Hay que recordar que el Inegi hablaba de 20 millones de mexicanos afectados en sus ingresos durante la peor parte de la Jornada Nacional de la Sana Distancia.
Pero en las próximas semanas, cuando se vuelva a lo estipulado en los contratos crediticios, es previsible que muchos de los clientes de la banca no estén en condiciones de cumplir con el servicio de sus deudas.
La promesa es que en septiembre la banca tendrá listos los lineamientos para buscar la reestructura de muchos de los créditos que resulten impagables. Será el momento indicado para que la banca aplique todos sus conocimientos y experiencia de las crisis anteriores. En especial de aquella de 1995.
Si algo aprendieron los bancos es que las reestructuras tienen que ser caso por caso y si algo aprendieron los clientes, entonces honrarán los acuerdos para cuidar su expediente crediticio.
Ayuda en esto que se mantienen condiciones de estabilidad financiera, con tasas tan bajas como lo permite la inflación y que los bancos tienen reservas sólidas que descartan un riesgo sistémico.
Pero eso es lo que un sector industrial, como el bancario, puede hacer en estos tiempos de crisis. Pero no será suficiente si no hay una acción coordinada por la autoridad para buscar la reactivación económica.
Si la atención gubernamental está en las pistas del circo, pero no les ponen atención a las estrategias de recuperación económica, de nada servirán los acuerdos con los acreedores.