Ante la grave enfermedad de Francisco, la Iglesia Católica vive un estado de incertidumbre. ¿Quién será el sucesor del Papa Francisco? Ni Dios lo sabe
El papa Francisco se debate entre la vida y la muerte. A sus 88 años de edad, el pontífice argentino lleva dos semanas en el hospital. Su estado de salud es de pronóstico reservado. Lo que quiere decir, por más buenas intenciones que se tengan por su persona, que el final del papa venido del sur, quien el próximo 13 de marzo cumplirá —esperemos siga vivo— doce años de ocupar la Silla de San Pedro, está cerca.
Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires 17 de diciembre de 1936) ha sido un pontífice “sui generis” por más de una razón. Primer Santo Padre latinoamericano; primer Jefe de la Iglesia Católica, en 598 años, en asumir el cargo estando su antecesor vivo; primero en elegir el humilde nombre de Francisco; primer Papa de origen jesuita. Distinguido por sus ideas progresistas.
Por lo demás, habrá de reconocer que como dice el especialista en asuntos religiosos, Bernardo Barranco , Bergoglio “ha marcado discontinuidad con muchos privilegios de la burocracia vaticana. Francisco irrumpe tras casi 34 años de pontificados conservadores como el de Juan Pablo II, 26 años, y Benedicto XVI, ocho. Recordemos el durísimo mensaje que Francisco dirigió a la curia, en diciembre del 2024, en el que exalta las patologías curiales como la soberbia, la vida de lujos y el autoritarismo”.
Aunque el papa Francisco ha designado cerca del 80% de los 138 cardenales que actualmente tienen derecho a voto para elegir a su sucesor; lo cual debería de ser presagio de un continuismo progresista en el Vaticano; la política eclesiástica es más difícil de lo que parece. Los nombramientos cardenalicios ejecutados por Bergoglio, más que con miras a elegir personajes cercanos a su ideología; ha respondido a cuestiones geográficas ya que la mayoría de los elegidos no son europeos, lo cual implica una novedad respecto a los cónclaves anteriores donde los cardenales europeos eran mayoritarios y conservadores.
Los especialistas en el tema como el ya nombrado Barranco y el español Pablo Castaño , concuerdan en que en el nombramiento de Francisco hubo tres asuntos prioritarios para su elección: La urgencia de reformar la Curia vaticana para evitar más escándalos como Vatileaks, donde se descubrieron escándalos de corrupción dentro de la Iglesia; la voluntad de los cardenales de renovar la imagen de la Iglesia después de saberse numerosos casos de abusos sexuales, en su mayoría con menores, a menudo cubiertos por los papas anteriores. Además el cambio del equilibrio demográfico en el catolicismo —sólo el 21% de los católicos viven en Europa— lo cual hacía indispensable el nombramiento de un pontífice no europeo.
Ante la inminente partida del papa argentino, los observadores señalan que si imperara la ideología progresista de Bergoglio, los probables a sucederlo serían el filipino Luis Antonio Tagle o el italiano Matteo Zuppi , ambos comparten su preocupación por la justicia social, la crisis climática y tienen una postura relativamente liberal respecto a la diversidad sexual.
Pero el péndulo puede moverse hacía el lado ultraconservador donde tienen pocas probabilidades pero una gran influencia tres cardenales: Gerhard Müller (Alemania) Raymond Burke (Estados Unidos) y Robert Sarah (Guinea). Müller, nombrado por Benedicto XVI prefecto de la Congregación de la fe, no fue renovado por Bergoglio. A Burke lo envío a la isla Guam, en el Pacífico, como castigo por su oposición a la agenda reformista. Sarah se hizo famoso por publicar un libro donde atacaba el debate abierto por el papa Francisco sobre las excepciones del celibato. La oposición de estos tres al papado del argentino ha sido tan abierta que tienen pocas opciones de obtener los votos necesarios para ser pontífices, pero tendrán una influencia determinante en el cónclave.
Ante la grave enfermedad de Francisco, la Iglesia Católica vive un estado de incertidumbre. ¿Quién será el sucesor del Papa Francisco? Ni Dios lo sabe.
Punto final
En el confesionario: Padre, me acuso de que he mentido y he robado.
– ¿A qué partido político perteneces?