El tema va más allá de las cadenas de televisión y de los Estados Unidos; es un retorno a la eterna pretensión de los políticos: el medio soy yo… O, tal vez, el miedo
En la muy comentada carta supuestamente escrita, o por lo menos firmada por la señora Beatriz Gutiérrez Mueller para dejar en duda sus planes de mudanza temporal o permanente a España, la primera línea es una descalificación compartida del periódico ABC de Madrid, y de rozón los diarios Reforma y El Universal de México, más los que se agreguen.
La señora ex no-primera dama de México, de entrada descalifica todo lo que digan estos medios -y supongo que otros también- cuando sus publicaciones no coincidan con la versión oficial que de ello se haga desde el poder.
Lo menciono porque se trata solamente de una de las más recientes manifestaciones que hacen, quienes se sienten con el bastón de mando total en la mano; en un mensaje de twitter posterior, la señora Gutiérrez a veces Müller, celebró que, con la reforma al poder judicial que ordenó su marido, se podrá buscar justicia ante los nuevos jueces para acusar por difamación.
En otro tiempo, un rey de Francia pasó la historia con su frase “el estado soy yo”; hoy los políticos quieren que se entienda que ellos lo son todo. El protagonista, el medio y el mensaje.
Pero me brincó el prurito más intensamente, al leer los mensajes que la noche del domingo disparó el presidente Trump en su abierta ofensiva en contra de dos de las principales cadenas de televisión en los Estados Unidos, la NBC y la ABC.
Cito y traduzco: “¿Por qué es que las FAKE NEWS de ABC y NBC, las absolutamente peores y más sesgadas cadenas de todo el mundo, no están pagando millones de dólares al año por tarifas de sus licencias? Ellos debieran perder sus licencias por su injusta cobertura de los republicanos y/o los conservadores; pero por lo menos debieran pagar EN GRANDE por el privilegio de usar las más valiosas ondas del aire a todas horas y en todos lados. El ´periodismo´ torcido no debiera ser premiado, hay que acabar con él”.
En otro mensaje y, como es su estilo, siempre en mayúsculas: “ELLOS SON SIMPLEMENTE UN BRAZO DEL PARTIDO DEMÓCRATA, Y SEGÚN MUCHOS, SUS LICENCIAS DEBERÍAN SER CANCELADAS POR LA FCC (Comisión Federal de las Comunicaciones)”.
Brenda Carr, la directora de la FCC designada or Trump, favorece la opción; sin embargo es difícil de implementar. En primer lugar, porque una medida sobre esas bases es un ataque directo e inaceptable a la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la que garantiza la libertad de expresión, columna vertebral de todo país que se diga democrático. Luego hay problemas de procedimiento.
A diferencia de lo que pasa en México, en donde el gobierno federal otorga las licencias para el uso de las ondas herzianas a las cadenas, (Televisa, Azteca o sus adláteres que a la vez son propietarias de las estaciones locales repetidoras), ABC,NBC Y CBS producen sus programas y los venden a las estaciones de cada plaza, que pueden pertenecer a dueños diferentes. Esas estaciones son las que reciben la licencia, que tienen que renovar cada año paara continuar transmitiendo.
Allá, las cadenas son proveedores de contenido, cada estación lo emite en su zona; el dueño de NBC es Comcast, Inc, el de ABC es Disney y el de CBS Paramount. Por cierto, la crítica del presidente deja fuera a Paramount porque CBS llegó a un acuerdo para evitar el pleito por un reportaje del programa de CBS “Sixty Minutes” que no gustó en la Casa Blanca.
El tema va más allá de las cadenas de televisión y de los Estados Unidos: es un retorno a la eterna pretensión de los políticos: el medio soy yo.
O, tal vez, el miedo.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Nadie duda que la comparecencia del Mayo Zambada ante la justicia ayer en Nueva York fue histórica. No se da todos los días que un delincuente le diga a un juez que durante más de cincuenta años introdujo a los Estados Unidos millón y medio de toneladas de cocaína.
Y que corrompió a políticos, militares, policías, gobernantes, de todo rango por doquier. Y que mató o mandó matar a quienes se le pusieron enfrente.
Lo más importante: el juez le preguntó varias veces si estaba consciente de que aceptando su culpa ya no vería la luz libre del sol. Estaba consciente de eso, dijo.
En la justicia norteamericana nada es gratis. Siempre hay un quid pro quo. Me das tú hoy, mañana yo te doy.Esto no se acaba hasta que se acaba.
El consumo de alcohol -se sabe históricamente- no se corta con la prohibición, todo lo contrario. La prostitución no se acaba encarcelando a todas las putas. El narcotráfico seguirá, como todo lo anterior, mientras alguien necesite algo y esté dispuesto a pagar por ello.
Lo que sea. Siempe habrá quien se lo venda.