Después de algunas semanas de especulación, el presidente electo, Joe Biden, formalmente anunció este martes los puestos clave de su gabinete económico. La lista está encabezada por la exgobernadora de la Fed, Janet Yellen, que se convertirá en la primera mujer en encabezar el Departamento del Tesoro una vez que sea ratificada por el Senado
Después de algunas semanas de especulación, el presidente electo, Joe Biden, formalmente anunció este martes los puestos clave de su gabinete económico. La lista está encabezada por la exgobernadora de la Fed, Janet Yellen, que se convertirá en la primera mujer en encabezar el Departamento del Tesoro una vez que sea ratificada por el Senado.
El nombramiento de Yellen es un gran acierto y una excelente señal para los mercados. Aunque Yellen era relativamente desconocida fuera de los círculos económicos cuando fue propuesta como cabeza de la Fed en el 2013, su trabajo al frente de dicha institución fue excepcional.
Yellen comenzó su mandato en una época extraordinaria, tomando la batuta de Ben Bernanke y siguiendo adelante con uno de los experimentos de política monetaria más interesantes de nuestros tiempos. Si bien Bernanke fue quien puso en marcha la expansión monetaria más grande de la historia, Yellen tuvo la tarea de comenzar a normalizar las condiciones monetarias y retirar los estímulos de manera ordenada.
En contraste con la típica visión dogmática de los economistas, Yellen demostró estar más consciente que otros gobernadores de la Fed del grave problema que representa el desempleo.
Yellen dio prioridad al mandato de pleno empleo sobre el control de la inflación al darse cuenta que permitir una desviación marginal y temporal de la inflación con respecto a su objetivo no tendría consecuencias tan adversas en la situación económica como las fluctuaciones en el desempleo.
Anteriormente, Yellen se distinguió de otros miembros de la Fed al tener una posición mucho más consciente de los riesgos que comenzaban a asomarse antes de la crisis del 2008-09. Por ejemplo, en diciembre del 2007 declaró que la posibilidad de un apretón en las condiciones de crédito podría sumir a la economía en recesión.
Adicionalmente, desde el 2005, había expresado en varias ocasiones que los precios en el mercado de vivienda eran anormalmente altos y que los elementos para la gestación de una burbuja eran cada vez más presentes.
Antes de encabezar la Fed, entre el 2013 y el 2017, Yellen formó parte de la Junta de Gobierno durante 12 años y su récord de votación siempre mostró un criterio analítico pero a la vez pragmático, balanceado y comprometido con el mandato dual de la Fed.
El nombramiento de Yellen manda una señal muy positiva a los mercados. Por un lado, su posicionamiento minimiza el riesgo de que la agenda de la nueva administración incorpore algunas las propuestas progresivas impulsadas por el ala izquierdista del Partido Demócrata, lo cual debe contribuir a que su ratificación en el Senado sea amplia y bipartidista.
Por otro lado, Yellen entiende a la perfección cómo funciona la interacción entre la política fiscal y la monetaria y la necesidad de una mayor coordinación entre estas dos herramientas de política económica durante tiempos extraordinarios como los que vivimos.
Yellen seguramente pujará por un importante paquete de estímulos fiscales para apoyar a la reactivación de la economía pero mantendrá una visión prudente de mediano y largo plazo para contribuir a que la deuda pública retome una trayectoria sostenible.
Por otro lado, Yellen tiene una visión similar a la de sus antecesores sobre la relación económica entre Estados Unidos y China. Para Yellen, la relación sigue siendo asimétrica y no sólo en la parte comercial sino también en lo que corresponde a transferencias de tecnología y propiedad intelectual.
Yellen considera que las consecuencias de esta asimetría rebasan el tema comercial y tocan el terreno de la seguridad nacional. Aunque la preocupación sea fundamentalmente la misma, la estrategia para atacar este problema cambiará diametralmente a un enfoque multilateral que debe ser menos disruptivo.