Así que, quizá sea mejor no adelantarse tanto sin voltear al cielo de los aranceles y las acciones radicales del Presidente de Estados Unidos
Cuando los dinosaurios hacían sus mejores planes a futuro llegó un meteorito y les cambió la historia.
Y sí, en México tenemos muchas actitudes dinosáuricas, sobre todo con el actual régimen en el poder, pero no cabe duda de que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en este segundo mandato se presenta tan amenazante como un asteroide con dirección hacia La Tierra.
Y es una amenaza, no tanto un impacto, porque hasta ahora, a un mes de distancia, todo han sido palabras, firmas con su sharpie y muchos mensajes en Truth Social.
Sin embargo, no son las advertencias de un locuaz hombre mayor con ideas radicales, son las amenazas del Presidente del país más poderoso del mundo, quien regresó al poder con la mayoría del voto popular y con el Congreso de su lado.
Así que cuando Trump amenaza con aranceles, hay que creerle; cuando el republicano se pone del lado de Rusia y llama dictador al mandatario del país invadido, hay que atenderlo.
En el escenario de los dinosaurios, que es el único en el que sensatamente podemos hacer planes, hay en México una clara desaceleración económica que amenaza con llevar el Producto Interno Bruto al terreno negativo, sin necesariamente poder cantar en algún momento la recesión.
Los datos duros confirman una baja en la producción industrial, en el consumo interno y en la creación de empleos.
Al mismo tiempo, queda clara la combinación entre una inflación que ha bajado, aunque se resiste a bajar más, y una tasa de interés líder del banco central que frente al dato inflacionario se ve alta.
Sin tener el meteorito en mente, tiene toda la lógica que se abra un espacio para que baje el costo del dinero y con ello se pueda contrarrestar la pronunciada desaceleración en la actividad económica, que, dicho sea de paso, tiene muchos componentes internos más allá de las amenazas del exterior.
Lo políticamente correcto es que la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México digan que sólo tienen ojos para el mandato único de mantener la inflación baja y estable, pero sabemos que muchos tienen un amor secreto a las funciones de un mandato dual que procure también la recuperación del empleo.
Como sea, los dinosaurios, hace 66 millones de años no tuvieron la capacidad de predecir los efectos del meteorito Chicxulub que impactó en Yucatán y en poco tiempo cambió la historia.
Hoy, el Banco de México no puede saber si habrá o no aranceles por parte de Donald Trump o si Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudita podrían dejar sin petróleo a Europa por apoyar a Ucrania, pero se pueden prevenir las eventuales consecuencias.
Mandar el mensaje desde ahora de que se mantendrán las bajas al ritmo de medio punto porcentual responde a las condiciones de hoy de desaceleración sin meteorito, pero la siguiente reunión de política monetaria es a finales de marzo, y eso para los dinosaurios en tiempos de Donald Trump es todavía mucho tiempo.
Así que, quizá sea mejor no adelantarse tanto sin voltear al cielo de los aranceles y las acciones radicales del Presidente de Estados Unidos.