Así que estos 119 días que le quedan de mandato a López Obrador pueden ser suficientes para un coletazo autoritario mayúsculo
Que ahora el Instituto Nacional Electoral (INE) cuente, y cuente bien, todos los votos.
Además del revuelo de los resultados por la Presidencia de la República el INE tiene que dar buenas cuentas de la elección de otros 628 cargos federales y las autoridades locales tienen que dar certeza que se contaron bien los votos de 19,746 cargos locales.
Sí, todavía hay mucho camino por recorrer antes de dar por terminado este proceso electoral, pero el único resultado que ya quedó claro desde antes de que cerraran las casillas lo adelantaron ayer millones de mexicanos con su decisión de salir a votar.
Esos millones mandaron el mensaje muy claro de que desean mantener la fortaleza de las instituciones democráticas y que no están dispuestos a renunciar a su derecho al voto.
Votar es un aval al sistema electoral, pero es un espaldarazo a nuestro sistema político de división de poderes, es creer que el Congreso puede tener la autonomía que marca la Constitución, es gritar al poder que debe respetar a los ciudadanos que son capaces de salir como lo hicieron a expresar su voluntad política no necesariamente alineada con los intereses del Presidente.
Es ahora trabajo de las autoridades del incompleto Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación encausar de forma adecuada los conflictos postelectorales que, seguro, esta mañana ya se perfilan con más claridad.
Es muy importante que ese juez electoral entienda muy bien su papel y no desdeñe las eventuales quejas que pudiera recibir de alguna anomalía en este proceso.
Hoy lunes ya estamos en lo que debe seguir tras éstas, las elecciones más grandes en la historia de México, en hacer de los comicios y sus resultados parte de una normalidad democrática.
Evidentemente que la semana inicia con alguna reacción de los mercados financieros dependiendo de la combinación de resultados.
Pesarán las combinaciones, será determinante la calidad de la etapa postelectoral y será fundamental la reacción que tenga ese actor de marcado pulso autoritario que hablará desde muy temprano en su conferencia.
No hay duda, el desafío más grande, para los mercados y para todos, es que a partir de hoy inicie un periodo de transición efectiva y que plantee soluciones verdaderas a este problema en el que metimos al país hace seis años.
La continuidad ciega era un escenario imposible bajo cualquier escenario democrático, con lo que hay que lidiar es con los evidentes deseos, ocultos si se quiere, de Andrés Manuel López Obrador de no soltar el poder.
Así que estos 119 días que le quedan de mandato a López Obrador pueden ser suficientes para un coletazo autoritario mayúsculo.
Hay que pensar que un hombre que por tanto tiempo aspiró el poder por el poder y que tardó en conseguirlo, difícilmente podrá desprenderse de él sólo porque unos cuantos millones de personas salieron a las urnas a decir contundentemente que quieren a otra persona, no a él, en la presidencia de México.
Estos cuatro meses de relevo en el poder pueden ser los más complicados de todo el sexenio, dependerá, como se ha vuelto costumbre, de la voluntad de una sola persona.