Tengo ganancias muy altas y si éstas aumentan por una baja de impuestos no voy a invertir más, simplemente voy a ahorrar más. Esta es una declaración de uno de los 400 magnates estadounidenses que se oponen a la reforma fiscal que promueve el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No puede haber alguien en … Continued

Tengo ganancias muy altas y si éstas aumentan por una baja de impuestos no voy a invertir más, simplemente voy a ahorrar más. Esta es una declaración de uno de los 400 magnates estadounidenses que se oponen a la reforma fiscal que promueve el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
No puede haber alguien en su sano juicio que se pueda oponer a que le bajen impuestos, salvo que en ello lleve una ganancia. Y es el caso de muchos de los millonarios del grupo autodenominado riqueza responsable que encuentran en ello un rédito mayor.
Expertos en evaluar su costo de oportunidad, este grupo de los hombres y mujeres entiende que les vale más cultivar una imagen de personas socialmente responsables que ahorrarse unos cuantos millones de dólares en impuestos.
Además, el cálculo es que podría al final no pasar el plan de recortes tal como lo quiere Donald Trump y quieren quedar del lado correcto de la historia.
El planteamiento que hace este grupo, donde la cabeza más visible es George Soros, es que una reducción de impuestos a ellos, los ricos, aumenta la inequidad con el otro 95 por ciento de la población.
Hay una deuda alta, finanzas desequilibradas que implicarían recortes al gasto para compensar la falta de ingresos fiscales por los recortes a los más ricos y eso lleva necesariamente a la baja en el gasto social y de infraestructura.
Ahí está el claro intento de Trump de recortar los gastos en materia de salud para ahorrarse dinero en aquel fallido intento por acabar con el Obamacare.
El argumento central de los teóricos detrás de la baja de impuestos que propone Trump es que esos recursos en exceso que se ahorran los grandes capitales por el pago de impuestos se van directo a la reinversión y por lo tanto a la generación de riqueza colectiva por una mayor actividad económica. Pero ahí están ricos como Bob Crandall quien asegura que ese dinero lo guarda y no se lo gasta.
Es, pues, todo un posicionamiento político que va mucho más allá de lavarse la cara en la pileta de las declaraciones populistas. Estos multimillonarios, que la mayoría son más ricos que Trump, tienen una gran influencia en el Partido Republicano, por lo que pueden condicionar el voto del Congreso para frenar estos planes.
Ya aquello de que no quieren pagar menos impuestos y que por el contrario quieren tasas impositivas más altas sí es una exageración populista. Pero pueden influir sin duda en la decisión legislativa.
El club de la riqueza responsable, como se hacen llamar cual si fueran la Liga de la Justicia, tiene claro que ahora es el momento de influir. Saben que los republicanos tienen claro que cuando Trump se vaya, los megarricos seguirán ahí.
Justo en estos días se discute a puerta cerrada el alcance de la reforma fiscal. Y si bien no esperan que se cancele por completo el plan tributario, sí quieren acabar con las banderas más visibles de Donald Trump.
Ese triunfo de frenar a Trump vale muchos más que algunos millones que paguen en adelante de Impuesto Sobre la Renta.