Los delitos son simples números que, además, se contrastan con los otros datos presidenciales y que se minimizan porque todos los días se atiende la seguridad del país desde la madrugada
Es justamente por respuestas como las que da el presidente Andrés Manuel López Obrador que la sociedad mexicana ha normalizado los altos niveles de violencia y se asumen como una parte inevitable de vivir en este país. Dejamos ya todo a la suerte de “que no nos toque”.
Los delitos son simples números que, además, se contrastan con los otros datos presidenciales y que se minimizan porque todos los días se atiende la seguridad del país desde la madrugada.
Cuando a López Obrador le preguntaron en su conferencia matutina de ayer sobre la decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender las importaciones de aguacate de Michoacán por las agresiones que sufrió personal de inspección del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, su respuesta fue que se trababa de una medida por la coyuntura electoral.
Es lo habitual, minimizar los problemas, buscar un responsable externo, plantear un tema distractor y contar con la colaboración de los medios aliados que ayuden al pueblo a voltear en dirección contraria.
Pero aquí hay funcionarios de un gobierno extranjero afectados, hay ciudadanos de Estados Unidos involucrados y hablamos nada menos del principal mercado de destino de exportación de los aguacates, y los mangos, michoacanos.
Así que, como respuesta, el gobierno de Estados Unidos suspendió la inspección de esos dos productos agropecuarios michoacanos y, por lo tanto, está en pausa su importación a ese país.
Para López Obrador es una estrategia de Joe Biden en su campaña de reelección contra Donald Trump, para Estados Unidos es el hecho inaceptable que funcionarios de su gobierno hayan sido agredidos y, como publicó el embajador Ken Salazar, su principal prioridad es proteger a su personal en todo el territorio mexicano.
Por supuesto que el gobernador morenista de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, siguió la predecible línea presidencial y minimizó cualquier incidente relacionado con funcionarios de Estados Unidos.
Pero es el mismo Gobernador que no alcanza a ver cómo se devastan cientos de miles de hectáreas de bosques de pino para sembrar aguacate, tampoco son capaces de dimensionar cómo el crimen organizado extorsiona a los productores, menos pueden atender la erosión del suelo por la sobreexplotación de esta fruta.
Seguramente se tomarán medidas adicionales para proteger la integridad de los inspectores estadounidenses y con ello buscar que pronto se reanude la exportación de estos dos frutos a Estados Unidos.
Porque, además de la pérdida millonaria para los productores agrícolas michoacanos, esta noticia llegó a los medios estadounidenses, básicamente por su afición casi adictiva al aguacate mexicano y eso es el tipo de información que al régimen no le gusta que trascienda.
Aunque se haya tratado de un incidente menor, como dijo el gobernador Ramírez, es prácticamente un hecho que se tomará una determinación urgente de las autoridades federales que seguro echarán mano del Ejército y la Guardia Nacional para abrir una brecha segura a los inspectores estadounidenses.
El crimen organizado mantendrá sus extorsiones y su devastación ecológica de los bosques, pero en la medida en que no tengan problemas los inspectores de aguacate y mango de Estados Unidos en territorio de Michoacán, ni en ninguna otra parte del país, podrá seguir todo como hasta hoy.