Un ex secretario de Hacienda me lo contó así: el presupuesto que propone el Ejecutivo siempre tiene algunos “cuadros chuecos”. Son errores intencionales que están ahí para atraer la atención y dar a alguien la oportunidad de adjudicarse las correcciones. Hay cuadros chuecos con dedicatoria a cada partido y también algunos que sirven para dar … Continued
Un ex secretario de Hacienda me lo contó así: el presupuesto que propone el Ejecutivo siempre tiene algunos “cuadros chuecos”. Son errores intencionales que están ahí para atraer la atención y dar a alguien la oportunidad de adjudicarse las correcciones. Hay cuadros chuecos con dedicatoria a cada partido y también algunos que sirven para dar juego a legisladores claves o a grupos organizados. Son rubros que se pueden corregir sin mayores problemas y que abonan a la idea de que el presupuesto aprobado es una tarea colectiva, que tomó en cuenta las voces de todos.
El incremento de los presupuestos a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores es uno de los cuadros chuecos del presupuesto 2017. La propuesta del Ejecutivo otorga 540 millones de pesos más a la Cámara de Diputados y 492 millones más a la Cámara de Senadores. Es tan absurdo que no tiene quien lo defienda. Va en contra del espíritu general del presupuesto: austeridad y búsqueda de eficiencia. No hay forma de hacer caso omiso de esta aberración. Es imposible no indignarse. ¿Por qué se da más recursos a un par de instituciones que no rinden cuentas claras del dineral que se les entrega?
Ese cuadrote chueco no será tema de conversación por mucho tiempo más. Todas las fracciones parlamentarias representadas en el Congreso han expresado su disposición a rechazar el aumento. Por el momento son meras declaraciones, pero pueden estar seguros de que se convertirán en una realidad. No habrá más dinero para el Poder Legislativo. Se quedará con un presupuesto similar al que ejerce en el 2016, son 14,101 millones de pesos para las dos cámaras.
En los recortes de programas sociales, hay muchos cuadros chuecos, reducciones presupuestales fáciles de detectar y corregir, por ejemplo los 39 millones que se quitan al programa de vacunación y la baja de 21% en los programas de prevención de la obesidad y la diabetes. No tardará en aparecer un(a) legislador(a) que encuentre su Pokémon presupuestal y se atribuya su corrección.
Los cuadros chuecos son un falso problema. El peligro del presupuesto está en las cuestiones donde hay poco o nulo margen de maniobra. En esta categoría caen los costos financieros, asociados al servicio de la deuda. En el 2017, este rubro crecerá 15.8% y llegará a 414,000 millones de pesos. A esto hay que sumar el costo financiero de Pemex y la CFE, 118,346 millones de pesos.
Son también imposibles de negociar los recursos destinados a pensiones. Se trata de uno de los rubros que más crece: en el 2017 serán 720,00 millones de pesos para 5.4 millones de personas. Esto es 50% mayor de lo que era en el 2010.
¿Es el recorte de la inversión pública un cuadro chueco? Este rubro ya registra en el 2016 su nivel más bajo en 40 años. Para el 2017, se propone un recorte de 24% adicional. Si se consuma, habrá una reducción de 204,000 millones en el gasto productivo del Estado. Todo un freno a la economía.
¿Es la propuesta de bajar sólo 3.8% el gasto corriente otro cuadro chueco? El secretario Meade ha dicho que no hay margen para recortar más, pero todos sabemos que no es así, especialmente en el caso del gasto corriente. Son 2.01 billones de pesos en gasto corriente. Esto incluye sueldos y prestaciones para muchas personas improductivas. Todos sabemos que hay mucha tela de donde cortar.