Al arranque de las campañas presidenciales, pocas sorpresas. El discurso de los cuatro aspirantes registrados por el INE va en la misma tónica que en las semanas previas: todos —hasta el abanderado oficialista— piden el voto y prometen un cambio. La primera etapa de la campaña tomará las próximas tres semanas y concluirá la noche … Continued
Al arranque de las campañas presidenciales, pocas sorpresas. El discurso de los cuatro aspirantes registrados por el INE va en la misma tónica que en las semanas previas: todos —hasta el abanderado oficialista— piden el voto y prometen un cambio.
La primera etapa de la campaña tomará las próximas tres semanas y concluirá la noche del próximo domingo 22, cuando en cadena nacional y horario AAA, el INE transmita el primero de los tres debates a los que ha convocado. Los consejeros electorales han definido la firma que gestionará el programa (Cinética Producciones) y están por designar a los moderadores de ese primer ejercicio, cuyo formato —es lo único seguro— romperá con los moldes vigentes desde 1994.
¿Del “formato científico” al top-down? En la próxima plenaria del Consejo General deberán tomarse definiciones sobre este tópico y también el tipo de preguntas, la interacción entre participantes y la participación ciudadana.
El Consejo General del INE determinó que en estas elecciones presidenciales convocará a los candidatos a tres debates: el primero, en el Palacio de Minería, en la CDMX; el segundo, el 20 de mayo en Tijuana, en un recinto por designar de la Universidad Autónoma de Baja California, y el tercero, el 12 de junio en el Gran Museo del Mundo Maya, en Mérida.
La duración de cada programa no será menor de 90 minutos ni mayor de dos horas. Ya con los cuatro candidatos presidenciales definidos, toca a la Comisión Temporal ajustar el número de bloques temáticos y el tiempo de las intervenciones de cada contendiente durante los debates.
Para evitar que la responsabilidad de la construcción de la discusión no recaiga en una sola persona, en cada debate participarán entre dos y cuatro moderadores. La interacción en cada debate dependerá de los formatos finales que sean definidos por los consejeros electorales.
Los temas ya están definidos: política y gobierno, para el primero; México en el mundo, enseguida, y economía y desarrollo, para el último evento. ¿Y la corrupción? ¿Y la inseguridad? ¿Y el desempleo?
En la definición de la “lista de asuntos nacionales”, la Comisión Temporal de Debates del INE prefirió no particularizar, pero en el pecado llevará la penitencia, juzga Luis Adrián Quiroz, vocero de la Red de Acceso, un mecanismo en el que confluyen una veintena de ONG de pacientes de las enfermedades que representan las principales causas de incidencia y mortalidad en México. Son más de 1 millón de afiliados que insisten en que la perspectiva del paciente debe estar en el centro de la definición de las políticas públicas y garantizarles atención, sin ningún tipo de discriminación social o por tipo de enfermedad. Y que —critica— quedaron al margen de los temas y subtemas seleccionados.
En Mérida, los aspirantes presidenciales discutirán sobre pobreza, desigualdad y economía. Uno de los subtemas es “educación, salud y acceso a otros servicios básicos”. Quiroz considera que tal enunciado es insuficiente, lo mismo que la promesa de incorporar otros subtemas conforme al número de bloques que se establezcan en cada debate.
La Red de Acceso solicitó por escrito al INE que la efectiva implementación del Sistema Nacional de Salud y el aumento en los presupuestos gubernamentales destinados al sector en el equivalente a 1% del PIB fueran considerados entre los temas de los debates presidenciales. En respuesta, recibieron una explicación detallada sobre la metodología aplicada para definir las temáticas.
Para la definición de los temas de los debates presidenciales, la coordinación nacional de comunicación social del INE retomó un módulo de la Encuesta de Imagen 2017, levantada entre el 4 y el 8 de noviembre del año pasado.
El módulo consistió en dos reactivos: el primero levantó la respuesta espontánea de los entrevistados acerca de los temas que los candidatos deberían postular y debatir durante las campañas y en el segundo, se les pidió ordenar una serie de temas predefinidos a partir de una “muestra dividida” de 15 temas. La versión A, con siete temas, iniciaba con el acceso a servicios de calidad.
La muestra consistió en 1,200 entrevistas efectivas en vivienda —304 en la región norte; 640 en el centro y 256 en la zona sur-sureste— con una tasa de no respuesta de 57.5%, lo que significa que por cada entrevista efectiva tuvieron que hacerse 2.3 contactos. “En algunos casos, los equipos de campo tuvieron problemas de acceso o seguridad para hacer las entrevistas”, reconoce el reporte, aunque no se especifica cómo se sustituyó en esos casos.
En la primera pregunta se captaron hasta dos menciones de cada entrevistado sobre el tema que le gustaría que se debatiese en el 2018… El mayor número de menciones se relacionó con “seguridad” y “empleo”. A pesar de ello, no existen diferencias regionales sustanciales en las menciones a seguridad, mientras que sí las hay en empleo.
En el sur y centro se tiende (sic) a mencionar con mucha mayor proporción el tema de empleo que en el norte. Otros de los dos temas con más menciones son “salarios, que sigue el mismo patrón regional que con ‘empleo’ y ‘economía”, donde se observa el comportamiento opuesto: se menciona con mayor proporción en el norte.
Las menciones con corrupción se mencionaron alrededor de 12% de las veces a nivel nacional, pero con ligero énfasis en el norte y sur.