La realidad es que fue más una pasarela de posiciones políticas entre un Donald Trump, de un lado, y una Greta Thunberg
El Foro Económico de Davos del 2020 fue dedicado a tratar los temas del cambio climático y el medio ambiente.
La realidad es que fue más una pasarela de posiciones políticas entre un Donald Trump, de un lado, y una Greta Thunberg. Se llevaron los reflectores los dichos de los personajes y dejaron de lado el centro del debate.
Pero tres años después este destino alpino suizo recibe a esta cumbre sin nieve, con temperaturas más elevadas, lo que manda un mensaje más contundente que cualquier discurso que ahí se hubiera escuchado respecto a la realidad del cambio climático.
La cooperación en un mundo fragmentado es el lema de este encuentro, cuando el cambio climático da muestras irrefutables de sus efectos, cuando la inflación, especialmente en los alimentos, causa estragos y cuando Europa tiene una guerra en curso en su territorio.
No son cumbres para tomar decisiones, pero este encuentro entre 2,700 personalidades del gobierno, la industria, la ciencia y la prensa, le dan una categoría de un foro de discusión de alto nivel.
De una de estas cumbres salió la idea de la integración comercial libre de aranceles de América del Norte que después daría paso a conformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Solo que ahora, en esta edición y seguramente en muchas más por venir, México es uno de los grandes ausentes al Foro Económico Mundial.
Hablando del mundo fragmentado, México, con el régimen actual, ha tomado un camino de aislamiento que lo ha alejado de estos cónclaves mundiales.
El modelo autocrático proyecta la personalidad de Andrés Manuel López Obrador de, digamos, incomodidad de lidiar con personalidades destacadas y poderosas del mundo, lo que le implicaría estar con pares y no con subordinados. Inaceptable.
La máxima figura gubernamental mexicana que estará presente en Davos será el gobernador de Nuevo León, Samuel García. Suerte.
México hace falta en esa cumbre porque todos los temas a tratar involucran directamente a esta economía que todavía está entre las 20 más grandes del mundo.
Pero cuando el tema es la urgencia de una transición energética ante el cambio climático, es obvio que un gobierno promotor del carbón y el combustóleo en un modelo de monopolios del Estado, no querrá estar presente.
Inflación y carestía especialmente en los alimentos, las vulnerabilidades sociales por la crisis económica y hasta las implicaciones geopolíticas de la invasión Rusia a Ucrania deberían ser temas del total interés del gobierno mexicano. Pero no.
Hay que imaginar la aberración que debe ser para un régimen como la 4T que en un foro como el de Davos se hable de los obstáculos a la industria, la innovación, las energías y la resiliencia del sector privado.
Ojalá que el impacto de un Davos sin nieve le permita a la agenda climática tomar un lugar preponderante entre las preocupaciones de los líderes del mundo y tomen decisiones tan específicas como acelerar la descarbonización de las economías.
Y ojalá que pronto México pueda recuperar ese lugar en el mundo que ahora ha perdido por la orientación de su gobierno. Porque este país es mucho más que la temporalidad de sus gobernantes.