Las mismas mayorías que llevaron al triunfo a Andrés Manuel López Obrador eran las mismas que desbordaban en optimismo el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC)
Cuando el Inegi y el Banco de México preguntaron a los consumidores, justo después de las elecciones presidenciales del 2018, sobre sus expectativas del comportamiento de la economía familiar y del país 12 meses después de ese momento, las respuestas mostraban en la gráfica un cohete a la luna.
Las mismas mayorías que llevaron al triunfo a Andrés Manuel López Obrador eran las mismas que desbordaban en optimismo el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC).
Cada vez queda más claro que este indicador se parece más a una medición de popularidad política que a una guía que vaya en línea con las condiciones económicas vigentes.
Porque en aquellos momentos en que la popularidad del expresidente Enrique Peña Nieto se derrumbaba, pero la economía crecía a 2% y se creaban 1 millón de empleos, este ICC mostraba los niveles más bajos de los últimos años.
Pero cuando el presidente López Obrador mostraba niveles exorbitantes de popularidad, pero la economía ya pintaba para una desaceleración importante, este indicador tocaba niveles máximos históricos de confianza.
Pero la realidad es muy terca y los consumidores empiezan a reflejar en sus percepciones lo mismo que ya muestran las encuestas de popularidad presidencial, un desencanto que se refleja en una baja sensible de la aprobación.
La aceptación de la 4T sigue siendo alta y el ICC también mantiene niveles altos, ya no históricos, pero mejores que en cualquier momento del gobierno de Peña Nieto.
Sin embargo, cuando la encuesta empieza a rascar en temas específicos sobre la percepción ciudadana, se dejan ver los matices que ya indican una caída importante.
La principal duda que hoy queda entre los encuestados tiene que ver con el futuro económico, tanto el de la familia como el del país.
La pregunta realizada en la encuesta del mes pasado sobre cuál creen que será la situación de la economía esperada de los miembros del hogar dentro de 12 meses muestra una baja de 3.4 puntos con respecto a lo que se creía un año antes.
Y cuando el cuestionamiento es sobre la situación esperada de la economía del país dentro de un año, ahí la caída es de 11.3 puntos. Una de las bajas más marcadas es la expectativa del empleo de aquí a un año.
Ya hay también una aceptación de que la economía tanto personal como nacional estaba mejor a esas alturas del 2019. Y un punto importante es que baja la percepción de que es un buen momento para comprar algún bien duradero, como un mueble o un televisor.
Estas bajas en la percepción de los consumidores es una evidencia más de que no es posible separar el crecimiento del desarrollo ni de las expectativas de los ciudadanos. Cuando se afecta el bolsillo, los electores lo dejan saber con claridad.
Y también, ese ánimo de los consumidores deja ver sus preocupaciones por otros temas presentes en la vida cotidiana, como la inseguridad, en especial la que padecen las mujeres.
Se ha desgastado la impresionante popularidad de este gobierno y eso también se le nota a la confianza de los consumidores.