Pueden ser distantes y hasta rijosos, pero cuando llegan los tiempos electorales los extremos se juntan y partidos políticos que en el papel parecen distantes son capaces de reventar una sesión del Senado con tal de salvar al extitular de la Fepade. La causa común en salvar a un fiscal que si de alguien es … Continued
Pueden ser distantes y hasta rijosos, pero cuando llegan los tiempos electorales los extremos se juntan y partidos políticos que en el papel parecen distantes son capaces de reventar una sesión del Senado con tal de salvar al extitular de la Fepade.
La causa común en salvar a un fiscal que si de alguien es carnal es de estas nuevas e impensables alianzas entre panistas, morenistas y perredistas que amenazan los trabajos de la mal llamada Cámara Alta.
Es de llamar la atención que sobre el todo el panismo de Ricardo Anaya ha copiado algunas de las líneas discursivas del extremismo de López Obrador, como reinstaurar el uso de recursos públicos para el subsidio de las gasolinas o la disminución de impuestos a costa de la salud de las finanzas públicas.
Con Donald Trump ya no hay sorpresa alguna sobre lo pendular que puede ser el populismo entre las izquierdas y las derechas. Tanto que el propio presidente de los Estados Unidos dijo que en México hay dos precandidatos que lo imitan con su agenda nacionalista.
Es muy bueno que desde ahora haya claridad respecto a las estrategias de los que aspiran a la Presidencia, sobre todo de aquellos a los que todavía no conocemos tan bien como a López Obrador, quien nos ha recetado sus letanías populistas durante todo lo que va de este siglo.
Lo que está mejor en estos lances es que ni las izquierdas ni las derechas representadas en el Senado juegan con el dinero.
A pesar de la amenaza inicial de mandar todo al diablo, incluida la discusión de la Ley de Ingresos, si no se modificaba el esquema de votación para ratificar la destitución o decidir la restitución del fiscal electoral, panistas, perredistas y PT-morenistas regresaron a las comisiones a terminar el trabajo de revisión del dictamen enviado por los diputados.
Eso sí, estos partidos opositores votaron de la mano en contra del dictamen que aprobó el PRI y su apéndice verde por 13 votos a favor y cinco en contra.
Con una suerte similar en el pleno lo importante no es ver cómo se toman de la mano algunos panistas del impresentable Manuel Bartlett, sino que respetan las obligaciones del Poder Legislativo que tiene plazos fatales para la aprobación del Paquete Económico.
La Ley de Responsabilidad Hacendaria, que con todo y que ha sido manoseada para dar margen de indisciplina al gobierno, marca como límite para que el Senado apruebe la parte de los ingresos que le toca el último día de este mes.
Y la verdad es que los senadores han dado muestras de responsabilidad en los asuntos legislativos que les competen. No así los diputados que en materia presupuestal han violado los plazos y se han sacado de la manga locuras como el famoso reloj legislativo.
Cuando la tarde del miércoles todavía aparecía secuestrada la discusión de la Ley de Ingresos se encendieron los focos de alerta en el sector financiero, porque parecía inevitable una crisis legal que dejaría al país sin recursos para gastar el próximo año.
Por eso es que a pesar de lo inexplicable que resulte que las elecciones junte a los extremos en el populismo, al menos en el Senado, en el tema económico privó la sensatez y se agradece.