La cadena de berries debe ser vista en su especificidad. Quien lo haga verá algo digno de ser mantenido y multiplicado
En las últimas dos semanas vi de cerca dos clusters (“nichos”) de productividad en ascenso: un destino turístico, Los Cabos, y una cadena de producción agroalimentaria, la cadena de las berries o “frutos del bosque”: fresas, frambuesas, arándanos, moras.
Son historias de éxito que viven un momento de logros y de incertidumbre.
El estancamiento económico general no favorece a nadie, pero estos dos clusters son excepciones. No están estancados, vienen de un crecimiento serio, cuyo curso puede verse afectado por decisiones del gobierno.
El mayor límite al crecimiento de Los Cabos es la falta de energía, que los inversionistas podrían proveer, pero que la política energética vigente no facilita.
Vi en el teléfono celular de un inversionista en marcha, el proyecto de transformación de una colina montañosa, en un desarrollo turístico que incluye un lago de olas artificiales para surfear.
Su límite, si entendí bien, es falta de energía.
El caso de las berries es distinto. Han hecho todo bien muchos años para ser grandes proveedores del mercado de América del Norte. Al empezar el siglo, México exportaba 20 millones de dólares a ese mercado. Hoy esta cadena productiva exporta 4 mil millones.
La incertidumbre que hay en este cluster tiene que ver con decisiones legales que puede tomar el gobierno federal, con el cual, por otra parte, los productores de berries mantienen un buen diálogo, animado por un espíritu mutuo de colaboración.
La cadena de berries a la que me refiero es una alianza de empresas productoras, la mayoría de ellas pequeñas y medianas. Tienen buenas utilidades, pagan buenos sueldos y tienen buenas prestaciones. Es lo más parecido que he visto a la noción de “prosperidad compartida” de la que habla la presidenta Sheinbaum.
Las berries han tenido gran éxito en estados como Jalisco y Michoacán. Uno pensaría que su riesgo principal es el crimen pidiendo derecho de piso.
Pero no. Lo que más les preocupa es que haya cambios legales en materia laboral que puedan interrumpir el ciclo virtuoso del cluster, cuyo rendimiento es estacional y no puede sostener el mismo nivel de horas trabajadas todo el año.
La cadena de berries debe ser vista en su especificidad. Quien lo haga verá algo digno de ser mantenido y multiplicado.