Al paso que vamos, la 4T no necesita a la oposición; ¡sus propios aliados están haciendo el trabajo sucio con una eficiencia que ya quisieran los sistemas de drenaje de la CDMX!
Lectoras y lectores, saben lo que opiné, en mi pasada columna del jueves, sobre el relanzamiento del “nuevo” Partido Acción Nacional, cosa en que por lo demás está en su derecho. Pero necesito establecer la realización de este acto como punto de partida de mi columna de hoy. Resulta que la doctora Claudia Sheinbaum, en la mañanera del lunes siguiente al posicionamiento panista, criticó al partido de la derecha por haber anunciado la transformación en un tiempo complicado por la emergencia nacional que viven muchos mexicanos debido a las lluvias torrenciales que han dejado cientos de miles de damnificados. “Podrían haber esperado 15 días hasta que la emergencia se levantara. Eso habla de su falta de sensibilidad” —les reprochó la presidenta.
Al día siguiente, al diputado plurinominal por Morena, Sergio Mayer, se le ocurrió brindarle un homenaje a la Sonora Santanera en el recinto legislativo de San Lázaro, con motivo de sus 70 años de trayectoria profesional que culminó con diputadas y diputados bailando al ritmo del La Boa y El Mudo. El diputado por Veracruz —uno de los estados más afectados por los eventos climatológicos— Sergio Gutiérrez Luna, justificó los honores al conjunto musical con el argumento de que la “Sonora Santanera, es una institución cultural” y se puso a mover la cadera con su señora esposa “Dato Protegido”.
El sentido común indica que es mucho más grave el baile en el recinto legislativo que el reposicionamiento del PAN, sin embargo, al ser inquirida sobre este acto y la desfachatez de Cuauhtémoc Blanco de pasar lista de presente a la sesión camaral por videocámara en un descanso de su juego de pádel, la presidenta Sheinbaum, no criticó la falta de sensibilidad de los bailadores ni la irresponsabilidad del deportista de bajo rendimiento político. Sólo emitió una respuesta: “Que lo definan los diputados”. “Que los diputados pongan sus reglas”. La verdad es que si diputadas, diputados y el Cuau, se vieron mal, la presidenta, con todo respeto, estuvo a la misma altura de aquellos a los que debió llamar traidores a la 4T y sus postulados y faltos de sensibilidad en las actuales circunstancias del país. ¿Existe una vara para medir y otra para juzgar?
Podríamos nombrar a personajes importantes de Morena que desprestigian al partido y que, aparentemente, traicionan a la presidenta, como su compañero corcholata, Adán Augusto López Hernández, señalado por daño patrimonial de 800 millones de pesos durante su gestión como gobernador de Tabasco, de acuerdo con auditorías presentadas ante la Auditoría Superior de la República y que no han sido investigadas. Y qué decir de la otra corcholata, el senador con licencia Gerardo Fernández Noroña, embajador sin cartera en Palestina, por cortesía de los Emiratos Árabes, al que le gusta viajar en jet privado y recientemente se hizo de una casa en Tepoztlán, Morelos, con valor de 12 millones, alegando que se confunde la austeridad personal con la de las políticas públicas. A esto agréguele los 13 ranchos de José Ramiro López Obrador de los cuales la presidenta no ha dicho ni pío.
Existen deslealtades a la presidenta por comisión como la corrupción de los huachicoleros o por omisión, tal es el caso de Rocío Nahle, quien por descuido no avisó a tiempo del desbordamiento del río Cazones, el cual calificó de “ligeramente desbordado”, minimizando la gravedad de la inundación. En ambos casos la doctora Sheinbaum no ha dicho esta boca es mía.
La cuestión no es si la presidenta se dé cuenta que existen traidores y corruptos a su alrededor, la pregunta es ¿por qué los protege? Una de dos, o recibe órdenes o está dispuesta a tolerar el circo para mantener la ‘unidad’ de un proyecto que, por lo mismo, puede desarmarse”.
Al paso que vamos, la 4T no necesita a la oposición; ¡sus propios aliados están haciendo el trabajo sucio con una eficiencia que ya quisieran los sistemas de drenaje de la CDMX!”
