Independientemente de los deseos de Donald Trump, los mexicanos estamos cansados del crimen organizado y también deseamos que se los ponga un alto
LIC. OMAR GARCÍA HARFUCH,
SECRETARIO DE SEGURIDAD
Y PROTECCIÓN CIUDADANA:
+Certificación: testificación,
refrendación.
Diccionario de la Real Academia
Allá por el lejano 1986, cuando usted iba al kínder y yo tenía abundante cabellera, Estados Unidos implementó el Proceso de Certificación de las Drogas, el cual calificaba qué tanta cooperación brindaban determinados países en el combate a la producción y tráfico de drogas. Eran las épocas del boom de la cocaína, la cual -como ahora el fentanilo- había generado una crisis de adicciones muy severa en el vecino país.
Cada año, por ahí del mes de marzo, el presidente de EUA enviaba al Congreso una lista de los países involucrados, informando qué tan bien se habían portado. Si alguna nación era reprobada, además de la deshonra internacional, la asistencia estadounidense en distintos ámbitos se veía disminuida. Nuestro país siempre fue certificado, claro, con asegunes, como en 1997 cuando el general Jesús Gutiérrez Rebollo fue arrestado por colaborar con los cárteles de la droga.
En 2002 se cancelaron los procesos de certificación, pero no por eso EUA dejó de ser el policía del mundo. Hace dos días, el presidente Donald Trump envió al Congreso una Determinación Presidencial sobre Países de Tráfico de Droga, mediante la cual clasificó a 23 naciones según el rol que tienen en el mundo de las drogas. En la última Determinación les fue como en feria Venezuela y Colombia, porque no han llevado a cabo los esfuerzos suficientes para combatir a los cárteles.
México está en la lista de naciones que provocan el interés de EUA por el tránsito y producción de drogas. Míster Donald reconoce un gran trabajo por parte de la presidenta Sheinbaum, como “lograr que la frontera suroeste más segura de la historia, salvando vidas y protegiendo comunidades del azote del fentanilo”, según reza el comunicado del Departamento de Estado.
Imagino que tampoco pasa desapercibido para el gobierno estadounidense lo que reporta el Gabinete de Seguridad sobre el combate a los cárteles emprendido por la actual administración. Me refiero a los mil 400 laboratorios destruidos, los 32 mil 400 detenidos y las 245 toneladas de droga incautadas, entre las cuales hay 3.6 millones de pastillas de fentanilo. Por cierto, esos laboratorios que fueron arrasados los encontraron en 22 entidades del país, lo cual nos habla de lo extendida que está la presencia de los narcos.
Las cifras son impactantes, pero Trump pone el dedo en la llaga: “Este aumento de los esfuerzos de México debe ser sostenido e institucionalizado”. Todo el trabajo hecho en el último año es eso, el del último año, porque el sexenio anterior ya sabemos lo laxo que fue el combate a las drogas, lo cual se puede corroborar con las filtraciones de Guacamaya Leaks. Me refiero a que los trabajos de inteligencia de los militares dan la impresión de haber tenido bien mapeado el mundo del crimen organizado, funcionarios corruptos incluidos, pero no vimos acciones en contra de los maleantes.
Así pues, la institucionalización de los esfuerzos corre por cuenta suya, don Omar y sus demás compañeros en el Gabinete de Seguridad. No dudo que ustedes se esmerarán, pero no depende solo de su voluntad, sino también de las policías estatales, de las fiscalías locales y encima de todos ellos de los gobernadores. Sospecho que varios mandatarios estatales temen que la estrategia de seguridad les caliente la plaza y ellos no saben cómo enfriarla.
Los puntos débiles para lograr la institucionalización empiezan por el control de confianza de los miembros de las fuerzas del orden dedicadas al combate a las drogas. Cuántas veces vimos el sexenio pasado que la Guardia Nacional o los militares llegaban a un laboratorio clandestino y no había un alma en el lugar. De pena ajena que fuera tan obvio que alguien había dado el pitazo a los malandros.
También como parte del control de confianza está la integridad de las fuerzas del orden; qué mejor ejemplo que el sargento de la policía de Sinaloa que era escolta de El Mayo Zambada. La capacidad corruptora del crimen organizado es casi infinita.
Otro punto vulnerable es la cooperación entre las dependencias que conforman el Gabinete de Seguridad. Hasta ahora la imagen es que han sido capaces de procesar las diferencias que naturalmente surgen cuando varias dependencias trabajan juntas; no dudo que haya discrepancias y fuertes entre los titulares, pero por lo menos la imagen es de cooperación. Ojalá sea algo más que la pura percepción.
“Durante el próximo año,” termina el comunicado del Departamento de Estado, “EUA espera ver esfuerzos adicionales y enérgicos por parte de México para exigir responsabilidades a los líderes de los cárteles y desmantelar las redes ilícitas dedicadas a la producción y el tráfico de drogas.” Creo que por primera vez coincido con el mandatario estadounidense.
Porque independientemente de los deseos de Donald Trump, los mexicanos estamos cansados del crimen organizado y también deseamos que se los ponga un alto.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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